La clasificación para la Sprint empieza a ser como el cepillo de dientes que introduces en la maleta de viaje, para que, una vez en el hotel, acabes usando el que te ha puesto el establecimiento en el cuarto de baño.
Os confesé que me hacía ilusión que la carrera rapidita no metiera sus sucias manos en el Gran Premio correspondiente, pero con los escasos entrenamientos, la Espada de Damocles de las Unidades de Potencia disponibles sobrevolando el panorama y tal, y que ya hay escuderías a las que se le nota que la tesorería no da para más, etcétera, las Sprint quedan como muy a desmano en el fin de semana y, competitivamente hablando, siguen sin aportar absolutamente nada, más bien lo contrario, pues quitan tiempo para adaptarse y comprender las gomas, por ejemplo. Obviamente, la fase clasificatoria para el sarao supone una insoportable reiteración de nadería.
Os leo.
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