Venía solicitando la segregación de carreras desde que se impuso el modo Sprint para alegrar algunos fines de semana en determinados Grandes Premios, y no puedo por más que aplaudir el acierto de que por fin se me haya hecho caso, como a tantos, que en esto nunca he estado solo.
Hoy clasificación para la Sprint, mañana disputa de la Sprint a horas tempraneras, algo más tarde la clasificación para el Gran Premio de China, y el domingo veremos en qué queda el asunto...
La liturgia parece que está bien planteada y el espectáculo telonero ha cumplido con creces lo exigible, incluso un poquito más si tenemos en cuenta que no pisábamos el circuito shanghaitarra desde 2019, que se ha remozado su piso para la ocasión, que la hierba china se incendia con cuatro chispas y que los entrenamientos, bueno, ahora llamamos entrenamientos a cualquier menudencia y así nos va, sospecho.
El caso es que con tiempo gris y grave amenaza de lluvia, ésta se autoinvitado al festejo en plena Q3 y ahí se ha abierto de par en par la puerta para los valientes, pero sobre todo para un Lando Norris pletórico, al que la FIA ha querido amargar la gesta mientras los comisarios revisaban su pasaporte. La verdad es que han tardado poquísimo en comprobar que el cabroncete es británico, y han reculado en su intención de anularle la vuelta, claro, aunque el intento de empañar un meritorio giro que ha clavado la aguja del cronómetro en 1'57"940 y lo ha situado por delante del mismísimo GOAT (1'59"201), ha generado un agrio debate en redes sociales —¿dónde si no?— que mantiene sus ascuas vivas e incandescentes aún mientras escribo estas breves líneas.
Bien está lo que bien acaba, dicen, y en unas horas se dirimirá lo que da de sí un complemento al Gran Premio que reparte puntos, pero que jamás debería haber tenido la importancia clave que le han dado Liberty y la Federación desde 2021. Cada cosa en su sitio y Dios en los de todos, mejor así, y guión con tilde, por si albergabais dudas.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario