Liberty trapichea con nosotros, mejor dicho: con nuestro volumen como público objetivo. Tantos espectadores a tanto por segundo de exposición, pero no en las tribunas, pues eso es lo de menos...
Me enternecen mucho, lo digo en serio, todos esos que te miran por encima del hombro porque han pisado circuito y tú no. La rutina nos lleva a otro lugar diferente de donde viven sus sueños los que acabo de mencionar, pero tanto les da. El selfie, la acreditación (si la hay), el codeo con gente más o menos importante, más o menos conocida, la referencia a lo magníficamente que tratan en tal o cual sitio al idiota que admiran, pero del que todo quisque se ríe en redes sociales; y que no falten la pantalla grande y la buena conexión Wi-fi para ver lo que el vulgo disfruta cómodamente desde el sofá de su casa...
Recuerdo a un estiradito que escribía en Twitter «Only your eyes» mientras susurraba a los caballos sobre un evento exclusivo al que había sido invitado, que, en realidad, también estaba siendo retransmitido en abierto a todo el orbe.
El Shanghai International Circuit, nuestra próxima cita, donde se rellenaban butacas con colegiales, con cadetes de academias militares, con reservistas del Ejército Chino o jubiletas, o directamente tapaba con gigantescas lonas las gradas menos agradecidas y acabó pintando los asientos de diferentes colores para que dieran el pego en la retransmisión y no parecieran una de Lawrence de Arabia en el desierto, ha sido elegido por Liberty Media para albergar una Sprint. Me dirán ustedes...
Desde 2019 no lo visitamos y todavía hay quien se extraña de que los pilotos y algunas escuderías no entiendan qué coño se nos ha perdido en Shanghai, para que lo recibamos con los brazos abiertos y una carrera corta que no aporta absolutamente nada.
Os leo.
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