La actuación de Charles Leclerc en Sakhir no ha sido para tirar cohetes pero tampoco veo que haya necesidad de pasarle las facturas al cobro tan temprano.
Lo decíamos el otro día, hasta dentro de unas carreras todos vamos a escribir por escribir, incluso en redes sociales [Año bisiesto], y aunque para mi gusto ha estado bonito el correctivo que ha metido Carlos al número 1 de La Scuderia, queda mucha temporada por delante y es prematuro sacar conclusiones, y más para comenzar a dar palos a diestro y siniestro porque el monegasco no ha parecido estar a la altura ni de su apodo ni de las expectativas que ha levantado entre sus afines.
Lo va a tener complicado en 2024, fundamentalmente por la que le va a caer encima a partir de 2025 con la llegada de Lewis, de manera que os aconsejaría calma y muchas dosis de paciencia, básicamente porque si no se las damos corremos el riesgo de perdernos un piloto que, ahora mismo, esta buscando su propio sitio en el nuevo escenario. Lo dije en su día [Leclerc y el ¿para qué?] y vuelvo a repetirlo: él no es el responsable de la situación creada por Elkann y Vasseur en Ferrari, es una víctima como Sáinz, que, a diferencia del español, ha quedado atado y bien atado a un guión que puede destruirlo.
No deseo que eso ocurra. Prefiero escribirle alguna saeta envenenada de vez en cuando a verle roto, por lo que acabo de argumentar y porque, como decía al principio, es demasiado pronto para hacer valoraciones.
Os leo.
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