viernes, 22 de diciembre de 2023

El seminarismo


En su época en Ferrari llamábamos «seminarista» en Nürbu a Stefano Domenicali, no por nada, imagino que consistía en que de Luca Cordero di Montezemolo para abajo no había espacio en Maranello para capellanes de pelo en pecho y pistola al cinto, ni para rebeldes como el Padre Gabriel, el del oboe, sí, y en aquel entorno dulzón el de Imola encajaba como una mano delicada en un guante de gamuza.

El tiempo ha querido colocárnoslo al frente de Liberty Media pero Stefano sigue siendo el mismo que hace una década atrás. 

Ben Sulayem está resultando más duro de lo que cabía imaginar —aprovecho para recordar que «Ben» no es apellido sino prefijo patronímico—, y Domenicali, que no puede con él, ha escuchado las quejitas flanderianas de Toto Wolff y ha sermoneado al dubaití como se hace en el seminario: sin dirigirse de forma directa al causante del enroque de la FIA haciendo valer la letra y el espíritu de los códigos Técnico y Deportivo, y animándole en plural a que haga examen de conciencia, siempre y cuando sea de la manera correcta, no vaya a ser que resulte creativo de nuevo, y, con la tontería, le abra otro siete en el casco a la norteamericana en sus aspiraciones de excelencia.

La cosa queda más o menos así: «It is clear that at this moment we need a Federation that must do the examination of conscience in the right way» [The FIA must examine its conscience].

Bueno, somos mayorcitos todos y sabemos leer entre líneas, incluso en inglés vernáculo.

Os leo.

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