martes, 25 de julio de 2023

La vajilla rota


Vuelven las viejas rutinas que no se van ni con agua caliente y vinagre. Norris, con intención de excitar el gas carbónico de su botella de champán, la agitaba en el aire, acabó golpeando con ella el piso del primer cajón del podio y, ¡oh milagro!, la prensa ya tenía algo de qué hablar al menos durante un par de días...

En el momento de rellenar con cuatro líneas este rato muerto, ya sabemos en cuánto se valora la pieza de porcelana que se entrega al ganador del Gran Premio de Hungría, dónde se fabrica, y que el cabroncete de Lando se ha hecho el orejas en cuanto a su responsabilidad en el desastre. Cata restauraba la pieza con el mismo mimo que un cirujano cose un corazón abierto, los artistas japoneses de kintsugi rellenarían sus grietas con oro; el seguro tendrá algo que decir, imagino, pero pasado mañana se nos habrá olvidado todo.

Os leo. 

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