Resulta paradigmático que la FIA o Liberty, o ambas y demasiadas veces con el concurso de los equipos, acaben destrozando en un único movimiento lo que con tanto esfuerzo han construido, o eso dicen, que Charly tiene otras ideas al respecto de en qué invierten el tiempo estos tunantes y sin duda lleva razón.
Para quien no haya entendido el chiste del calendario propuesto para 2023, decir que se explica fácil:
Si se tratase del número de citas ni tan mal, que decía aquél, pero es que, además, hay previstas 6 Sprint Races, lo que complica sensiblemente el cuadro porque todo junto supone un coste añadido a la competición que pone en solfa la pretendida armonización de inversiones, por no mencionar la limitación de unidades de potencia para toda la campaña y el sistema de penalizaciones por cambio de componentes...
No se trata únicamente de la vida personal de los mecánicos y cuadros de cada equipo, de si se puede solventar haciendo rotar las plantillas o aumentándolas (más gasto proporcional), sino que apenas un puñado de meses después de haber estrenado un formato que se pretendía más económico y sostenible, se acaba de poner un bonito palo en las ruedas del tinglado, porque, admitámoslo, todo esto no va a contentar a nadie pero sí fomentará las desigualdades y los cabreos, y, como de costumbre, acabará afectando a lo que sucede en pista porque promete mucho politiqueo y pasillos.
¿Se podía hacer peor? Yo no apostaría a que esta pandilla de impresentables consiga rizar el rizo, pero sí, no se podía hacer peor pero de momento lo han logrado.
Os leo.
Nos ha mirado un p*** tuerto.
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