He tomado la foto del bueno de Steiner como podía haber escogido cualquier otra, un decir, porque la FIA, lejos de dar libertad plena a los equipos para que resuelvan, cada uno a su manera, los problemas que origina el bendito marsopeo (porpoising), ha tenido la feliz ocurrencia de elaborar un nuevo paquete de medidas intimidatorias que impidan lo que, en sentido estricto, dejaría de ser un problema a poco que los ingenieros dispusieran de un poquito más de margen para dar alas a su creatividad.
Años y años clamando porque los reglamentos abran la mano y seguimos erre que erre: regulando lo ya regulado, sobrerregulando, en una palabra, exponiendo nuestra actividad a los rigores de la mediocridad, porque, en vez de premiar el ingenio, una vez más se ha impuesto el criterio de los que no saben hacer bien su trabajo y exigen que la Federación les salve el culo.
Os leo.
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