No tenía pensado escribir, pero no conozco mejor manera de compensar una jornada dura de escribir y escribir sobre una distopía mutante, que ponerme a echar unas líneas aquí, escribir, con una pipa generosa en la boca y algo de más de dos dedos de Number 7 en el vaso. Nürbu resulta muy acogedor cuando el día languidece. No hace preguntas —a ninguno de los dos nos hacen falta—, y se deja mullir mientras sitúo la imagen de entradilla y pulso las primeras teclas sin saber muy bien cómo acabará todo y dónde terminaremos...
Ayer, a éstas o parecidas horas, la afición era un clamor ante lo que parecía una tomadura de pelo, pero se nos ha pasado el ver este mediodía el Aston Martin 00. Digo «00» porque el bicharraco de Silverstone no es sino una primera propuesta que, en sentido estricto, deberá cambiar bastante conforme vayan transcurriendo las carreras del Campeonato 2022, pues el estreno de toda nueva Normativa Técnica conlleva este tipo de situaciones: nadie enseña sus cartas con antelación porque hacerlo podría suponer perder algún tipo de ventaja, y esto es así de toda la vida de Dios, que, como sabéis, es infinita.
El problema que tenemos con nuestra Fórmula 1 no es de los equipos ni de sus departamentos de comunicación, sino de los oportunistas que pretenden dar la noticia antes de que haya surgido.
Bastaría, un suponer, que se preguntara a las escuderías si van a presentar el monoplaza o su decoración, para que la respuesta llegara al consumidor de contenidos (nosotros). Pero, lejos de este idílico paisaje, se da por seguro que «presentación» supone ver el trasto y hay veces que no y veces que sí porque la gramática F1 tiene sus cosillas.
Pediría calma y paciencia si no supiera que abundar en estos flecos sería como predicar en el desierto. El ¡ya os lo dije!, ¡ya os avisé!, etcétera, es el aliciente en redes sociales y hace eones que los pacientes perdimos esa guerra. La urgencia nos domina porque proporciona seguidores, afines, entregaditos a nuestro discurso, ¡yo qué sé qué tipo de sortilegio que se me escapa!, y sucede, porque sucede, que Aston Martin revienta la banca y nos deja con una mano delante y otra detrás, en pelota picada, vamos.
Va un consejo que no me habéis pedido: yo dejaría correr el tiempo y esperaría a lo poco claro que sacaremos de los entrenos en Montmeló, y luego destilaría lo que está sucediendo con lo que veamos en Skahir, y mantendría el temple hasta pasar cinco o seis carreras, antes de comenzar a sacar conclusiones porque, dada la escasez de entrenamientos, hace años que el final de la pretemporada se nos mete peligrosamente al verano...
Os leo.
Como echo de menos Malaysia GP. Era donde se ponía todo el mundo en su sitio.
ResponderEliminarJunto a COTA lo único especial que ha salido de Tilke y se lo cargan.
La pretemporada ya no merece la pena seguirla. Solo les da tiempo a que funcionen sistemas y telemetría. Rendimiento ya se irá sacando en carrera.
El problema es que antes si alguien iba retrasado en Mónaco tenía margen de mejora. Ahora el que sea el orden de parrilla será toda la temporada el mismo que el de la primera carrera.
Desde que gana mercedes.