martes, 21 de septiembre de 2021

Brabham BT20


En 1966 los monoplazas de Jack Brabham y Ron Tauranac ya se conocían en el paddock como «Brabham» a secas más que como MRD (Motor Racing Developments, Ltd.), su decoración con librea dorada se basaba en el green racing británico porque Australia pertenece a la Commonwealth, porque la Queen es reina de todos, y porque la pequeña fábrica tenía su base en Milton Keynes, y continuaban llevando en su denominación el acrónimo característico de los modelos de la escudería —BT por las iniciales de los apellidos de los socios fundadores (Brabham/Tauranac)—, tradición que mantuvo también Bernie Ecclestone cuando compró el equipo, y permaneció después de su venta y aún algunos años más hasta su completa desaparición a finales de 1992.

Pero seguimos en 1966 y aunque la historia de Brabham da para muchísimo, vamos a circunscribirnos a esa temporada por no enredarnos demasiado, ya que se corresponde con el último título mundial conseguido por el conductor australiano —los dos anteriores los logró en 1959 y 1960 sobre Cooper—, y goza, además, del atributo de suponer la primera vez en nuestra trayectoria como deporte regulado desde 1950, en que un piloto vencía conduciendo un coche de su propia escudería y en cuyo diseño había intervenido. Huelga decir que Brabham también ganó el Mundial de Marcas, ¡ahí es nada!
 
Y el caso es que como esta saga [#1/43] va de visitar cochecitos de mi colección y aprovechar la coyuntura para hacer un poco de historia, hablar de técnica y contar anécdotas, etcétera, os voy a comentar que hace décadas no era como ahora, que las sesiones se disputan con un único vehículo y normalmente de una sóla versión, y que los fabricantes de miniaturas resolvían la papeleta de ligar a un determinado piloto con un determinado coche para conmemorar la victoria en un Campeonato del Mundo, escogiendo el último monoplaza que condujo.


Es el caso que nos ocupa. Spark, fábrica china de la que hemos hablado en otras ocasiones [Spark], haciendo gala de su calidad habitual homenajea a Sir John Arthur Brabham como «World Champion Jack Brabham» con esta maqueta del BT20 de 1966, cuando, en realidad, el grueso de aquella gesta lo consiguió con el BT19.
 
La temporada constaba de 9 citas y tras un comienzo desastroso, Black Jack no sacó la cabeza hasta la tercera, el Gran Premio de Francia, que es cuando se puso líder por delante de Bandini, y, más atrás, de Surtees, Rindt y Stewart empatados en la tercera plaza. A partir de esa carrera fue en volandas hasta la sexta participación, en el viejo Nürburgring, pero el saldo conseguido hasta ese instante lo mantuvo en primera posición de la tabla general después de Monza, donde se vio obligado a morder el polvo a poco de haber iniciado el Gran Premio de Italia.

Denny Hulme sí conducía el BT20 desde Mónaco, carrera inicial del calendario, pero el de Hurstville llevó siempre el BT19 hasta el penúltimo lance, que fue cuando tomó el volante del BT20 para abandonar por rotura de motor en el Gran Premio de los USA celebrado en Watkins Glen —la imagen de entradilla recoge el momento previo a aquella salida, con nuestro número 5 al fondo de la primera línea—.  No obstante, el segundo puesto tras John Surtees (Cooper Maserati) logrado en el Autódromo de Ciudad Deportiva Magdalena Mixiuhca, hoy Hermanos Rodríguez, le valió el campeonato.


El BT20 difería poco del BT19. Tauranac y Brabham eran dos obsesos de los detalles y el pulido final, y el 20 disponía con respecto al 19 de menor peso (560 kilos daba en la báscula) y una ligera mayor diferencia entre ejes que permitía retrasar unos centímetros el bloque del Repco V8 a 90º, de 2.994 centímetros cúbicos de capacidad que arrojaba 285 caballos de potencia. El propulsor australiano era idéntico en ambos coches, pero en el BT20 se había mejorado el balance dinámico.

Hulme no hizo mucho con él en 1966 pero meses después venció en el Gran Premio de Mónaco de 1967 con ese mismo auto, aunque sería con el BT24 que acabó llevándose el Mundial de Pilotos de ese año con Jack como subcampeón, y revalidando el de Constructores para Brabham, pero esa es otra historia que contaremos otro día.

Os leo.

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