El ombligo del mundo

Aston Martin dice que va a recurrir la descalificación de Sebastian Vettel tras acabar segundo en el Gran Premio de Hungría, pero Otmar Szafnauer es una de esas personas en el paddock a las que creo poquito y, en consecuencia, no me extrañaría nada que la de Silverstone vaya de farol en este asunto como tantas veces ha hecho en el pasado.

Gracias al alemán la británica obtuvo un rédito inesperado en una prueba que, a priori, no era de las que pintaban especialmente bien para el AMR21. Eso sí, Vettel estuvo supremo en su intento de acoso y derribo de Esteban Ocon y ello se tradujo en la ocupación de un goloso espacio televisivo que, seguramente, hizo frotarse las manos a don Lorenzo Stroll pero quedó convertido en fuegos artificiales desde el instante mismo en que, por culpa de su escudería, el tetracampeón apuró su gasolina en la vuelta de retorno a boxes. 

Y es que no nos engañemos: la norma es meridianamente clara, el equipo sabe perfectamente qué volumen de combustible queda en el monoplaza en cada momento de la carrera, y Szafnauer es demasiado tendente a tirar balones fuera antes que asumir sus propias responsabilidades. Una tormenta perfecta, vamos.

Asumo que pudo haber un error humano o un desajuste en las estimaciones, pero dudo mucho que la Federación se equivocase a la hora de tomar una decisión tan cruda como descalificar al conductor que había quedado segundo y celebró su hazaña desde su cajón del podio con la misma honestidad que había peleado con Ocon en pista. Y entendedme, del que no me fio un pelo es del bueno de Otmar, quien en vez de disculparse con su piloto prefirió huir hacia adelante porque pasan los años pero él sigue mirándose el ombligo y tomándonos por idiotas.

A Seb no lo descalificó la FIA, lo tumbó Aston Martin.

Os leo.