Rusia for ever!!

Ante las pocas probabilidades que tiene Mazepin de alcanzar un podio, imagino que ha quedado en nada aquello tan ruidoso de que Haas tendría que renunciar a su decoración para este año porque la Agencia Mundial Antidopaje excluyó en 2019 a la Federación Rusa de toda competición a nivel mundial.

Menciono las posibilidades de podio de Nikita como factor clarificante porque el equipo sigue usando la bendita librea sin que haya sucedido nada, notable, se entiende. La prensa especialista, anglosajona, mayormente, es muy dada a sustantivar el alma deportiva de la Fórmula 1, aunque, al final, todo queda en nada porque a pesar de que la FIA hace de barniz para estos menesteres y nominalmente acepta las reglas de juego impuestas por la AMA, Formula One Group no se rige por criterios deportivos ni tiene por qué hacer caso de sanciones, circunstancia que seguramente conocía Haas cuando decidió vestir sus coches con los colorines de la bandera rusa.

En los comentarios a esta entrada Josemi explica el meollo del asunto mejor que yo. En todo caso, ya que estamos, quiero contaros que hay antecedentes en esta disociación legendaria entre el aparente espíritu deportivo de la F1 y sus resultados prácticos. Cuando Bernie Ecclestone, por ejemplo, decidió erradicar a partir del Gran Premio de Italia de 1985 la corona de laureles del podio, ya que tapaba las marcas de los patrocinadores en el mono del piloto, Juan Antonio Samaranch mostró su tristeza pero únicamente cuando fue preguntado. Samaranch era Presidente del COI, los medios ya buscaban lazos, y, bueno, el negocio de Bernie... pues eso, ya entonces era otra cosa. 

Años después, bastantes para ser exactos, ante la propuesta del Boss de la F1 de otorgar medallas en 2011 a los ganadores de cada prueba y contabilizarlas para definir el resultado del campeonato, Jacques Rogge sí se tomó la molestia de matizar abiertamente que la F1 no es un deporte y que, por tanto, el COI que presidía no podía avalar el uso de uno de sus signos distintivos. 

La cosa acabó en agua de borrajas no porque el Comité Olímpico Internacional lo impidiera sino porque los equipos y la FIA rechazaron la ocurrencia, y ello contando con que en el Gran Premio de los USA de 1991 (circuito de Phoenix, Arizona), Ayrton Senna, Alain Prost y Nelson Piquet original by 1952, fueron distinguidos respectivamente con el oro, la plata y el bronce colgando de su cuello sin que nadie dijera ni pío.

Cualquier chiquillo que tenga canal el Youtube te explicará por qué la Fórmula 1 es un deporte, aunque al COI le importamos un pimiento mientras no molestemos demasiado, y la Fórmula 1 seguirá intentado vestirse de deportividad porque le va la vida en ello. 

No obstante, las noticias sobre el posible encontronazo entre AMA y Haas no han llegado más lejos que aquellos pocos días a comienzos de marzo pasado. Y sí, creo que escucharemos el himno de Rusia y se cegarán nuestras retinas con los colores de su bandera el fin de semana del 24 al 26 de septiembre próximos, porque Vladimir Putin lo vale, porque el calendario no está como para perder un Gran Premio, y, en esencia, porque somos un deporte pero sólo para algunas cosas, entre ellas, fingir que nos cuesta entender por qué Haas se baja las bragas ante el dinero ruso que pone el papá de Mazepin, don Dmitry.

Os leo.