El año pasado no pudo ser, pero éste volvemos a Mónaco con todos los bártulos a cuestas, incluidos los miedos de Toto a que Red Bull pueda con Mercedes AMG en ese mundo imaginario que se ha montado para guarecerse del éxito que acompaña a su escudería desde 2014.
Ahí fuera, los tertulianos han rescatado sus másteres en crisis humanitarias, Marruecos y política internacional, después de plegar y guardar, para mejor ocasión, sus especialidades en pandemias y en lectura de pronósticos electorales, o en cualquier otra cosa, para qué vamos a mentir si nos conocemos todos.
Pero con ruido y todo retornamos a Mónaco, que es lo importante. Lo básico, que diría aquél. Porque pisar de nuevo las calles de Montecarlo le supone a la Fórmula 1 una especie de expiación de sus numerosos pecados, la reconciliación, el viaje a la Meca de todo buen musulmán, la vuelta a casa por Navidad y yo qué sé qué más historias de esas que hacen entrañables los anuncios de televisión.
Mañana empieza el sarao aunque la FIA tomó posiciones ayer al mediodía. La institución investigará celosamente qué se cuece dentro del auto de Checo Pérez después de la carrera. «Ramdomly chosen» nos dicen, y hay que creerlo porque no hay santuario sin su dosis de magia.
Os leo.
Volvemos al bodrio monegasco lo q significa q volvemos al bodrio de esta Fórmula 1.
ResponderEliminarKing Crimson