Instalando a Vettel

Si no hubiese tanto dinero recomendando tener la boca cerrada o señalar con el dedo hacia otra parte, la vida y milagros de Aston Martin, en sus primeros pasos como escudería de Fórmula 1, daría para guión de cinta de los Hermanos Marx —¿que quiénes son los Hermanos Marx...? Lo siento, los que llegásteis tarde a esto tendréis que buscaros las habichuelas por vosotros mismos, aunque ya aviso que convendría (también) que levantáseis un altarcito en casa a los guionistas de doblaje al español de sus películas y, por supuesto, a los dobladores.

En fin, vamos a empezar por donde hay que empezar, recordando que, de la mano de los creadores del «retorno de un equipo más esperado de la última década» o «el 80% de los fans de F1 tiene coche de altas prestaciones», se ha alumbrado el concepto «instalar al piloto».

No voy en absoluto de coña. Omar Szafnauer lo expresaba así el domingo: «One of the main tasks this week was to continue helping Sebastian settle into the team and we’ve made a lot of progress already» [Aston Martin not fazed by problems and early finish], y sí, el bueno de Szafnauer afirmaba que mientras Lance Stroll llevaba adelante el programa de trabajo, el team ayudaba a Vettel a asentarse...

No he visto una cosa igual en mi puñetera vida, lo confieso. Uno espera que la contratación de un tetracampeón del mundo que ha pasado por Red Bull y Ferrari ayude en el despegue de un proyecto como Aston Martin, pero en un entorno de urgencia extrema y con tan sólo 3 días de entrenamiento, es Lance quien se encarga del meollo de la cuestión, mientras que Sebastian se instala con todo el equipo volcado en que lo consiga. 

Luego va el hombre y dice que le han faltado 100 vueltas, ¡ejem, ejem, ejem!

Os leo.