El transcurso del tiempo me ha arrebatado tantos ejes de mi niñez y adolescencia que ya ni duele que siga insistendo en esquilmar lo que queda. Ha muerto Quino, el de Mafalda y el de tantas viñetas a una página que invitaban a pensar que, tal vez, los telediarios no nos contaban la verdad sino que transmitían la realidad esa que siempre es adecuada y conveniente y políticamente correcta para los afanes de quienes mueven el mundo, no para nosotros.
Ha fallecido el ser humano pero permanece su obra, y queda a nuestra cuenta cuidarla para que siga fructificando durante generaciones, más allá de las romerías y postureos que ha originado el óbito del artista argentino. ¡Mafalda vive!, ¡vive Quino!
Os leo.
Mucho más que una historieta. Mafalda fue una maravillosa manera de mirar el mundo adulto con ojos de niña, inocente pero lúcida, juguetona y sagaz. Quino logró atravesar la muralla de la censura con una gambeta genial, con altura e inteligencia.
ResponderEliminarEsa bonita foto que ilustra la entrada queda cerquita de mi casa.;
Saludos desde el Coño Sur