domingo, 20 de septiembre de 2020

Hay gente imprescindible

 

A estas alturas de la película voy muy salido de cuentas y acepto como animal de compañía que quizá no sean horas, pero el año pasado, y el anterior, el televisor vibraba con la presencia de un lobo devorando kilómetros y segundos a sus rivales, y a fecha tal que Le Mans 2020, Tomás y Javier, así como sus invitados y colaboradores, se limitan a rellenar con voz una carrera que adolece de falta de protagonistas de primera línea.

Está bien la narración de un evento en el tono más neutro posible —la equidistancia y tal, que ya sabemos—, pero no jodamos con que atrae lo mismo narrar las evoluciones en pista de una reala que tener sobre el asfalto de La Sarthe a un tipo que realmente va a por todas, que clava tiempos vuelta a vuelta, que recorta en cada giro como un endemoniado. 

Muchos se siguen preguntando qué coño significa Fernando para el motorsport y la respuesta está aquí mismo, en estas 24 Horas de Le Mans, en las que, sin él, Toyota parece Schwarzenegger en un parvulario. Falta tensión narrativa, pulso. La lucha de los dorsales número 7 y número 8 parece escrita por becarios. Pura coreografía. Va delante éste, va detrás este otro...

Nuestro deporte es puritito espectáculo, no más, y hay quien lo proporciona donde cabe mostrarlo y quien cede la faena a los comentaristas y la realización; pero coincideremos —eso espero—, en que incluso el dominio de la japonesa resultaba infinitamente más sabroso cuando en su #8 se percibía auténtico hambre al volante.

Sin pretensión alguna de molestar. Os leo.

1 comentario:

  1. A mí lo que me pone de los nervios es que el comentarista finja una emoción desbordada cuando en pista no la hay.

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