El Pacto de la Concordia made in Liberty Media ya está resuelto. ¡Amén!
Más en serio aún: no sé dónde se ha firmado, a en qué lugar me refiero, pero me habría gustado que fuese en Mulberry Bar, donde Tony Soprano solía reunirse con la famiglia de New York, porque el local del 176 de Mulberry Street habría dado más empaque a la rúbrica de un acuerdo de estabilidad que irá saltando a pedacitos y produciendo tensiones en cuanto desviemos la vista. Dicen que va para cinco años y habrá que creerlo, pero, con vuestro permiso, diré que para mí lo importante es la liturgia y que la cosa pierde mucho sin foto de los cardenales del paddock pasando el trámite y quedándose con la pluma estilográfica como recuerdo conmemorativo...
Y para terminar, y por aquello de alargar un poco el texto, decir que como la última vez que hice una broma a cuenta de Donald Trump alguien me recriminó en redes que estaba faltando al respeto a los norteamericanos, ya voy avisando que los purpurados de la foto de entradilla son figurantes de una película o serie, qué más dará. ¡Guarden sus armas, por favor!
Y eso, que os leo.
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