La última vez que hablé del asunto que traigo hoy entre manos, valoré a Sebastian Vettel como primer piloto de Ferrari y aporté datos que justificaban el poco crédito que daba (yo) a las noticias que aireaban el posible contrato a la baja que supuestamente había presentado Maranello al alemán.
Ha pasado cierto tiempo desde aquello y el runrún sigue golpeando machaconamente nuestra actualidad, de forma que he empezado a dar validez al asunto, lo que me lleva a plantear el escenario de diferente manera, es decir: Sebastian no está considerado primer conductor por la italiana sino como segundo de Leclerc, lo que abriría las puertas a que las piezas encajen, ya que en ninguna cabeza cabe que el escudero cobre más —muchísimo más, por concretar— que el primer espada de La Scuderia.
Intuyo que el esbozo de este escenario puede causar febrícula a más de uno, pero la realidad, testaruda como una mula, impele a que busquemos razones donde aparentemente no las hay y, lo cierto, es que con Vettel en el estatus que le presuponemos todo esto parece una marranada de dimensiones colosales, mientras que adquiere su lógica si le rebajamos de grado.
El de Heppenheim no lo ha hecho bien, y permitidme que os ahorre las palabras de Sergio Marchionne en las comidas de Navidad de 2016 y 2017. En sentido estricto ha desperdiciado tres oportunidades cojonudas (2017, 2018 y 2019), y, para colmo de males, tributó en negativo el año pasado: le regalaron el Gran Premio de Singapur, pero así y todo destrozó algunas carreras para la rossa y acabó por detrás de Leclerc en la general de Pilotos.
Desgraciadamente esto no va de cariños sino de resultados; en este sentido, bien se podría decir que Vettel ha malgastado todo su crédito en el penúltimo año de su contrato.
Y bien, ha llegado 2020 y por las razones que sean se ha torcido de mala manera en sus primeros compases, pero toca renovar y aquí el contrato manda —seguro que hay una cláusula donde se estipula cuándo hacerlo—, y el dinero también, y puesto que nuestro protagonista cobra un pastizal, a falta de resultados en pista Ferrari ha podido hacer una oferta a la baja porque no existen razones ni para mantener el sueldo ni para elevarlo.
La responsabilidad es de Vettel, y lo digo honestamente. Se ha dejado comer la tostada después de dos años para tirar a la basura y un tercero que podríamos denominar annus horribilis. Y aquí llega donde la matan, que sé que producirá vértigo leerlo: para que coño se va a atar la italiana lanzando las campanas al vuelo a un Sebastian en horas bajas...
No, no sería lógica esta actitud. Lo normal es que Maranello haya podido ofrecer una salida como segundo piloto al tetracampeón del Mundo, y en consecuencia, haya rebajado los emolumentos a percibir porque no es de recibo que Charles cobre mucho menos que Sebastian cuando va a ser el monegasco quien se eche el equipo a las espaldas.
Os leo.
Desgraciadamente esto no va de cariños sino de resultados; en este sentido, bien se podría decir que Vettel ha malgastado todo su crédito en el penúltimo año de su contrato.
Y bien, ha llegado 2020 y por las razones que sean se ha torcido de mala manera en sus primeros compases, pero toca renovar y aquí el contrato manda —seguro que hay una cláusula donde se estipula cuándo hacerlo—, y el dinero también, y puesto que nuestro protagonista cobra un pastizal, a falta de resultados en pista Ferrari ha podido hacer una oferta a la baja porque no existen razones ni para mantener el sueldo ni para elevarlo.
La responsabilidad es de Vettel, y lo digo honestamente. Se ha dejado comer la tostada después de dos años para tirar a la basura y un tercero que podríamos denominar annus horribilis. Y aquí llega donde la matan, que sé que producirá vértigo leerlo: para que coño se va a atar la italiana lanzando las campanas al vuelo a un Sebastian en horas bajas...
No, no sería lógica esta actitud. Lo normal es que Maranello haya podido ofrecer una salida como segundo piloto al tetracampeón del Mundo, y en consecuencia, haya rebajado los emolumentos a percibir porque no es de recibo que Charles cobre mucho menos que Sebastian cuando va a ser el monegasco quien se eche el equipo a las espaldas.
Os leo.
A lo mejor, para festejar los 120 años de la escudería, a alguno le parezca buena idea un montaje holográfico con todos los pilotos que pasaron por la Rossa. Las leyendas de la era térmica, y los de eléctricos.
ResponderEliminarAsumo que tanto la Fórmula 1 como la italiana sabrán adaptarse a los tiempos y reinventarse para sobrevivir.
A ver qué importancia darán en la composición a Sebastian Vettel, Fernando Alonso y Alain Prost. Si a estos dos últimos los dejarán igual de intrascendentes.