Es temprando para echar un trago pero no para beberse un poema, y de poesía vamos a hablar para reseñar Licorería (Ediciones Rilke, 2017), obra de Jero que tiene que ver con la Fórmula 1 que su autor es un gran aficionado a este deporte y que, como diría Jorge Oteiza, a la poesía hay que respetarla siempre, aunque sea mala, porque en el pulso esencial que lleva a componer un verso hay más valentía y más vida que en cualquier prosa...
La cita no es literal. Tuve la fortuna de conocer al chamán oriotarra en mis años de Bellas Artes y su vitalidad empujaba más que la voz de un ingeniero a través de la radio: pushing, pushing!, lo mismo que hace Jero en su libro cincelado a base de 50 preciosos intentos que convierten en algo más que apropiada la elección de las palabras de Samuel Beckett para su apertura: «Fracasa otra vez. Fracasa mejor...»
Qué hace un piloto sino enfrentarse al fracaso constantemente, soñando con poder superarlo...
Qué hacemos nosotros en nuestra vida cotidiana sino encarar curvas y curvas imaginando que hemos tomado la trayectoria adecuada a la velocidad adecuada en pos de un milagro que no suele llegar cuando la bandera a cuadros define el final de la jornada y nos metemos en la cama...
Qué hacemos nosotros en nuestra vida cotidiana sino encarar curvas y curvas imaginando que hemos tomado la trayectoria adecuada a la velocidad adecuada en pos de un milagro que no suele llegar cuando la bandera a cuadros define el final de la jornada y nos metemos en la cama...
Oteiza respetaba la poesía incluso cuando no era buena, pero Jero lo es y tiene magia, lo que convierte Licorería en una botella cuyo contenido rebosa aromas, ecos y sabores conocidos y desconocidos, que permite beberlo incluso sin que haga falta porque siempre sienta bien. El poeta contra el poeta, sólo en el habitáculo, obstinado ante el cronómetro, los tempos, el ritmo y la rima, sabedor de que entre el semáforo verde y la línea de meta sólo vale intentarlo una y otra vez, porque ante la indiferencia sólo cabe ser valiente y demostrar que la vida consiste, muchas veces, en tocar el saxo bajo la arcada de un puente o escribir poemas y mensajes en una botella que más tarde será lanzada al mar.
Os leo.
Os leo.
Caramba, el libro debe ser de verdad bueno, porque se nota que te ha inspirado.
ResponderEliminarEse último párrafo...
Saludos desde el (aislado) Coño Sur.;)