viernes, 13 de marzo de 2020

El Grand Prix de Belgrado


Con esto de las cancelaciones de carreras por la crisis del coronavirus se nos ha quedado buen momento para recordar pruebas rarunas como el Grand Prix de Belgrado de 1939, único en todos los sentidos, porque sólo tuvo una edición y porque ésta se desarrolló recién iniciada la II Guerra Mundial, lo que vino a suponer su bautismo y funeral en una misma ceremonia.

Hace años, cuando pretendía ser más serio en mis planteamientos blogueros, ¡ejem, ejem, ejem!, dediqué una entrada a este Gran Premio y a su vencedor, Tazio Nuvolari, pero reconozco que no he sabido encontrarla, así que disculpadme la ausencia de enlace y permitidme que, si por un casual acabo encontrándolo, edite este texto y lo integre. 

Sí, mis comienzos aquí, en Blogger, vinieron marcados por los títulos connotativos y la ausencia de etiquetado y previsión. Martín [#VKt-05 (Martín Caño)] puso mucho empeño en mejorar mis posibilidades de prosperar en Internet, pero incluso cuando acabé haciéndole caso, demasiadas veces me dejé de disciplinas y seguí yendo a mi bola, por mi cuenta y riesgo, lo que ha originado que de 2007 a 2012, más o menos, abunden los huecos que me impiden acceder a determinados contenidos.

Con la rutina que sigo actualmente resultaría fácil dar con ellos. Buscaría en el panel de etiquetas Nuvolari, Auto Union o Belgrado, y la magia de esta herramienta obraría su milagro, pero ya digo que no me ha sido posible, de forma que mejor damos carpetazo a este tonto asunto, entre otras cosas, porque entonces el Grand Prix de Belgrado era poco menos que una rareza y ahora hay una amplia bibliografía que os recomiendo leer cuando hayáis terminado de leerme a mí, claro.

Y bien, esta carrera tiene de especial que comenzó como evento un par de días antes de que la Alemania nazi atacara Polonia el 1 de septiembre de 1939. Tenía como motivo principal celebrar por todo lo alto el decimosexto cumpleaños de Pedro II de Yugoslavia, para lo cual, se planificó un extenso programa de carreras menores y de motocicletas para el fin de semana del 2 al 3 de septiembre, con el Grand Prix como guinda del pastel.

El 30 de agosto todo estaba preparado y habían llegado los vehículos en medio de un ambiente bastante festivo que no hacía presagiar la que se le venía encima al viejo continente.

El 31 de ese mes se desarrollaron los entrenamientos en el parque Kalemegdan sin otro particular, salvo los problemas que estaba originando el adoquinado del circuito a las gomas de los neumáticos de los vehículos participantes y que Nuvolari no había hecho acto de presencia ni se le esperaba. Italia, aliada de Alemania y seguramente conocedora de la que iba a liar Hitler el 1 de septiembre, había cerrado sus fronteras e hizo falta una llamada de Berlín al embajador alemán en Roma, y que éste moviera algunos hilos en el gobierno de Mussolini, para que il mantovano pudiese coger avión con dirección a Belgrado y llegar allí sin tiempo material para rodar lo suficiente sobre su Auto Union en un trazado corto pero totalmente desconocido.

El 1 de septiembre, Alemania lanza sobre Polonia la conocida Blitzkrieg y el cronómetro se para sobre la capital de Yugoslavia. ¿Seguir, no seguir...? Buena parte de los inscritos deciden volverse a sus casas, pero Mercedes-Benz y Auto Union reciben la orden de continuar y vencer si es posible...

Sólo Boško Milenković, piloto yugoslavo que conducía un Bugatti T51 Grand Prix, se atreve a hacer de anécdota entre la armada alemana. Cinco coches tomarían la salida, únicamente, y tras diferentes avatares, Tazio se alzó con la copa de la única carrera que se ha disputado en un conflicto armado de dimensiones colosales.

3 de septiembre de 1939, no olvidéis esta fecha...

Os leo.

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