sábado, 28 de marzo de 2020

Comedy tonight and playout


Intuyo que el paso de la pandemia nos va a hacer más fuertes aunque desconozco en qué punto concretamente. En lo que a mí respecta, os diré que después de la pájara que sufrí el jueves por la noche estoy encontrando miajas de paciencia donde no imaginaba, un poco como le pasaba a Michael Schumacher cuando se sometió al brutal entrenamiento que le permitió volver a subirse a un coche en 2010, actividad que le hizo descubrir músculos en su anatomía que ni sabía que existían...

En fin, la cosa del confinamiento va para largo y hay que ponerse en aprovechar el tiempo como buenamente se pueda, incluso con internet yendo como el caballo del malo, que por mucho que lo espoleen siempre va más lento que el del bueno, como advertía mi difunto padre.

Julián —así se llamaba y este martes pasado se han cumplido 12 años desde que se marchó definitivamente—, era un pozo de sabiduría muy desperdiciado. Eso sí, me enseñó a amar el cine mudo y sus poetas, las pelis del oeste, los musicales y las comedias. De sus tres hijos, yo, el más lilas, fui el único que se dedicó a lo mismo que él, y debo reconocer que salí alumno muy aventajado aunque mi rebeldía en años mozos le supuso un rejonazo del que me arrepentí pasados los años, demasiado tarde, para que nos entendamos.

El tiempo acabó arreglando las cosas aunque es una historia que no viene demasiado a cuento en estos momentos. Lo que si encaja es la necesidad de vivir la vida según llega y no pensárselo mucho. Tenemos ante nosotros un mes de abril como el que le birlaron a Joaquín Sabina, y sería necio por nuestra parte dejar que nos lo robaran, de forma que como homenaje al viejo Juliantxu, permitidme que os recuerde que hay películas buenas y malas, pesimistas y optimistas, y que en épocas como las que estamos viviendo, lo mejor es que elijamos bien con cuál nos quedamos para pasar esta tarde extensa que parece no tener fin.

Golfus de Roma (A Funny Thing Happened on the Way to the Forum) nos hacía reír a los dos, y su fanfarria me sigue llevando en volandas a aquellos lejanos tiempos en los que él era Tellaetxe y yo Isusi, irreconciliables, aunque ninguno de los dos imaginaba que íbamos a salir más fuertes de aquel encontronazo.

#MeQuedoEnCasa. Os leo.

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