Mazda arranca en primera posición en la Rolex24 que se inicia mañana; el Monte ha completado su segunda jornada y Tänak y Jarveoja han salido magullados pero ilesos de un brutal accidente; y ACO e IMSA han llegado a un acuerdo para que sea posible conjugar sus dos campeonatos a partir de 2021... a cambio, Aston Martin abandona el DTM y deja sin volante a Dani Juncadella, y lo peor: Edwin Straver ha fallecido [Los pecios del Dakar], y esto último, como comprenderéis, empaña un poco la mirada...
En fin, imagino que pocos de aquí sabéis lo que supone renunciar a dos buenos capítulos que te joden una gran historia. Cuesta copiarlos por si acaso, pasarlos a otro documento y, de vuelta al primero, seleccionar el texto correspondiente y dar al puto delete para comenzar otra vez de cero confiando en que los rescoldos del trabajo hecho sirvan para tejer dos buenos episodios que ayuden realmente a la trama y la empujen hasta el final.
Puede sonaros a chufla pero tengo montones de estos recortes imprescindibles. Me jode tomar este tipo de decisiones aunque alguno de estos textos haya servido de germen a otros relatos. No es algo recomendable. Para un escritor es como cortarse un dedo a lo yakuza, supone saldar una deuda de honor que hay que pagar sí o sí, por meter la pata, y hoy viernes, mientras recuperaba el tiempo perdido a comienzos de semana, se me ha metido Lewis entre ceja y ceja y el canalla aún no ha salido.
Hamilton va para heptacampeón del mundo con ritmo de crucero pero en el cómputo general apenas se nota que haya sufrido. No es cierto, obviamente, sufrió lo suyo entre 2008 y 2012, pero ni su primer título mundial ni los años que le siguieron han servido para que lo veamos cincelado a martillazos. Al contrario, para un escollo que encontró en su camino, 2016, lo desaprovechó malamente, quejándose durante aquella temporada como un niñato y afirmando que si perdía se lo iba a tomar como un hombre, aunque al final se comportó como un crío reclamando a Nico que volviera a defender su título y casi tildando al alemán de cobarde...
El niño mimado que hay dentro de nuestro hexacampeón sigue jugándole malas pasadas, y mira que he escrito sobre esto mismo en Nürbu. Lewis disfruta sus vacaciones —está en su legítimo derecho, faltaría—, y es seguro que volverá de ellas con pretensiones de comerse el mundo, pero el entorno no le resulta favorable porque nadie con dos dedos de frente imagina que Mercedes AMG no se calzará un nuevo mundial con su piloto estrella en el habitáculo, ni que si la cosa aprieta, habrá quien desde el muro le recordará quién manda a Valtteri.
A Hamilton le falta épica. Va a empatar con Michael, pero le falta épica y sufrimiento...
Os leo.
En fin, imagino que pocos de aquí sabéis lo que supone renunciar a dos buenos capítulos que te joden una gran historia. Cuesta copiarlos por si acaso, pasarlos a otro documento y, de vuelta al primero, seleccionar el texto correspondiente y dar al puto delete para comenzar otra vez de cero confiando en que los rescoldos del trabajo hecho sirvan para tejer dos buenos episodios que ayuden realmente a la trama y la empujen hasta el final.
Puede sonaros a chufla pero tengo montones de estos recortes imprescindibles. Me jode tomar este tipo de decisiones aunque alguno de estos textos haya servido de germen a otros relatos. No es algo recomendable. Para un escritor es como cortarse un dedo a lo yakuza, supone saldar una deuda de honor que hay que pagar sí o sí, por meter la pata, y hoy viernes, mientras recuperaba el tiempo perdido a comienzos de semana, se me ha metido Lewis entre ceja y ceja y el canalla aún no ha salido.
Hamilton va para heptacampeón del mundo con ritmo de crucero pero en el cómputo general apenas se nota que haya sufrido. No es cierto, obviamente, sufrió lo suyo entre 2008 y 2012, pero ni su primer título mundial ni los años que le siguieron han servido para que lo veamos cincelado a martillazos. Al contrario, para un escollo que encontró en su camino, 2016, lo desaprovechó malamente, quejándose durante aquella temporada como un niñato y afirmando que si perdía se lo iba a tomar como un hombre, aunque al final se comportó como un crío reclamando a Nico que volviera a defender su título y casi tildando al alemán de cobarde...
El niño mimado que hay dentro de nuestro hexacampeón sigue jugándole malas pasadas, y mira que he escrito sobre esto mismo en Nürbu. Lewis disfruta sus vacaciones —está en su legítimo derecho, faltaría—, y es seguro que volverá de ellas con pretensiones de comerse el mundo, pero el entorno no le resulta favorable porque nadie con dos dedos de frente imagina que Mercedes AMG no se calzará un nuevo mundial con su piloto estrella en el habitáculo, ni que si la cosa aprieta, habrá quien desde el muro le recordará quién manda a Valtteri.
A Hamilton le falta épica. Va a empatar con Michael, pero le falta épica y sufrimiento...
Os leo.
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