Ha terminado la temporada 2019 de la NTT IndyCar Series, y con ella, mi primera incursión en un terreno inexplorado del que sólo había disfrutado, hasta ahora, de la Indy 500 y puntualmente de la modalidad óvalo, la más vistosa, para qué vamos a engañarnos.
La experiencia, en sí, ha resultado más provechosa de lo que imaginaba y no porque mi imaginación hubiese puesto el listón muy bajo sino, más bien, porque me he dado de bruces con una actividad repleta de matices que me resultaba imprescindible controlar, lo que me ha llevado a leer mucho antes y después de cada prueba, a echar horas en Youtube y a intentar ver cada carrera despojado de mis prejuicios europeos, algo que se nota que empiezo a conseguir a partir del Grand Prix of Long Beach, la cuarta cita del calendario.
Lógicamente, he visto el menú completo, bien en retransmisión directa, incluso a horas intempestivas, o bien al día siguiente o al otro, después de haber sido enlatadas previamente por mi hijo, y salvo el Grand Prix of St. Petersburg, he hecho después lo que siempre: escribir sobre cada evento porque considero que sigue siendo una manera fabulosa de aclarar conceptos, aprender y retener, para compartir luego con vosotros, y en la medida de mis posibilidades, lo que me parecía más importante.
A tenor de la respuesta a las entradas, la iniciativa rookie se ha asimilado a Nürbu con naturalidad. Como ocurre con los textos que escribo sobre el WEC o las 24 Horas de Le Mans, por ejemplo, el tráfico inicial es mucho menor que cuando escribo sobre Fórmula 1, pero en cuatro días, cinco a lo sumo, la cosa se equilibra y las diferencias apenas se notan, y esto es algo que sí me ha sorprendido porque no imaginaba que la IndyCar tuviese tanto tirón.
En fin, esta aventura se iniciaba sin que supiésemos todavía que McLaren fuese a hacer la serie 2020 con team propio, de manera que el año que viene es casi seguro que la repitamos, eso sí, con todo lo aprendido este año en la mochila, que no sé si es poco, mucho o suficiente, aunque intuyo que se notará.
A tenor de la respuesta a las entradas, la iniciativa rookie se ha asimilado a Nürbu con naturalidad. Como ocurre con los textos que escribo sobre el WEC o las 24 Horas de Le Mans, por ejemplo, el tráfico inicial es mucho menor que cuando escribo sobre Fórmula 1, pero en cuatro días, cinco a lo sumo, la cosa se equilibra y las diferencias apenas se notan, y esto es algo que sí me ha sorprendido porque no imaginaba que la IndyCar tuviese tanto tirón.
En fin, esta aventura se iniciaba sin que supiésemos todavía que McLaren fuese a hacer la serie 2020 con team propio, de manera que el año que viene es casi seguro que la repitamos, eso sí, con todo lo aprendido este año en la mochila, que no sé si es poco, mucho o suficiente, aunque intuyo que se notará.
Os leo.
Este año no me he enganchao, pero el año que viene me sumo.
ResponderEliminarSaludos.