¡Emos sío engañaos!

No sé qué resulta peor, sinceramente...

Hemos celebrado un viernes de entrenamientos, esta pretemporada se alargará como las otras hasta el Gran Premio de España, como poco, y encima, la Fórmula 1 visita uno de los circuitos más impredecibles del calendario. Cualquiera con dos luces se palparía mucho la ropa antes de sacar conclusiones válidas para el campeonato, pero Vettel se ha pillado un esparadrapo de un palmo de ancho, la compresa que usaba Nico para refrescarse la cabeza, y se ha hecho una tirita talla XXL para ponérsela directamente en la cara.

Según Hamilton, Brackley cuenta con dos W10, uno para circuitos rápidos y otro para lentos, pero Ferrari, por boca de su primer espada, a pesar de lo mostrado en Montmeló por el SF90, ha empezado pronto a pedir tiempo muerto incluso antes de haber comenzado a disputar el Mundial 2019.

Sebastian se pregunta a qué juega Mercedes AMG y me viene a la cabeza Kvyat contestándole: ¡tío, son carreras! Y es que son carreras y la alemana está jugando a desestabilizar al rival y éste, en vez de decir aquí estoy yo para que sepáis a qué juega La Scuderia, ha preferido hacerse el lastimadito flanderiano por si caen chuzos de punta, que con esta actitud no me extrañaría que empezaran a caer desde Melbourne mismo...

Si viviese Il Padrino Enzo, Vettel estaba en la puta calle ya. A los hombres de la rossa se les exige ante todo coraje, porque si la herramienta no está a la altura serán ellos las que la lleven hasta el infinito y más allá, a veces para morder el polvo como recompensa. Pero con el hombre que enciende primero las luces del garaje y las apaga el último, incluso il vibrato que ha hecho grande a la de Il Cavallino en sus peores momentos empieza a sonar recurrentemente a cágate lorito.

Tal vez no tengamos el mejor coche [Sin anestesia], pero tenemos uno para pelear hasta la última gota de sudor; lo que no tenemos es un líder, y esto, tratándose de Ferrari supone un problema gordo, muy gordo, ya que Vettel tiene contrato de primer piloto y esto, sobre el papel, compromete el desempeño de Leclerc.

Si yo fuese Binotto, que ni ganas que tengo, ordenaba a los abogados que empezasen a preparar ya el camino para minimizar los daños legales que acarrearía romper el vínculo con el de Heppenheim, y le daba a Charles la mejor equipación y las mejores opciones. El crío sí está preparado para enfrentarse a Brackley y defender el pabellón de Maranello. Cree, y en estos momentos eso es suficiente. Sebastian, en cambio, se muestra de nuevo acomplejado y a poco que las cosas no le salgan bien hilvanadas sólo va a producir nuevos rotos en el casco de un buque que zozobra desde 2015.

Ferrari y los tifosi estamos preparados para morir sobre el asfalto, pero jamás al grito de ¡emos sío engañaos!

Son carreras, Seb. La vida es dura, Seb. Militas en la rossa, Seb. No te pido que creas, sólo que finjas que podemos hacerlo juntos; y es que si no te has dado cuenta, Seb, nos llevas detrás, empujando, gritando Forza! como perfectos gilipollas, porque tenemos un tetracampeón del mundo en nuestras filas y perfecto derecho a soñar que él está de nuestro lado, y que no se dejará vencer por las circunstancias, que no cederá ni un palmo mientras le quede aliento, que no tirará la toalla sin haber comenzado el combate...

¡Somos Ferrari, Seb! No emos sío engañaos, ¡somos Ferrari...! Algo que te explicaría mejor Il Commendatore antes de mandarte a paseo...

Os leo.