Os confieso que me suena muy a señorita Rottenmeier o a docente rancio de cojones lo de no hables si no sabes y vuelve sólo cuando sepas de lo que hablas. Por suerte nos ha sido dado el don de la comunicación y maldita la gracia que hace que haya quien reniegue de que precisamente comunicándonos, hemos avanzado como civilización y crecido como seres humanos, bueno, no todos, que algunos parece que siguen empeñados en perpetuar costumbres decimonónicas.
Por mucho que cueste leerlo, todo esto sabe al típico ¡cállate la puta boca, niño, que esto es cosa de mayores...!, y os cuento una cosita: a Paul Cézanne también se lo dijeron en su día, cuando la Académie des Beaux-Arts le impedía exponer sus hallazgos junto a los que sí sabían.
Sí, a uno de los padres de la pintura moderna le negaron el paso los enteradillos de la época. A Picasso le pasó parecido, y hablo de pintura en este párrafo porque tengo titulación superior en Bellas Artes con especialidad en Artes Gráficas y he desarrollado mi dilatada carrera profesional en los campos de la ilustración y el diseño gráfico, publicitario, industrial y editorial, algo que, según la ortodoxia vigente, me acredita para mandar a tomar por donde amargan los pepinos a todos aquellos que hablan de mejores o peores decoraciones de vehículos sin saber manejar un puñetero lápiz.
Por mucho que cueste leerlo, todo esto sabe al típico ¡cállate la puta boca, niño, que esto es cosa de mayores...!, y os cuento una cosita: a Paul Cézanne también se lo dijeron en su día, cuando la Académie des Beaux-Arts le impedía exponer sus hallazgos junto a los que sí sabían.
Sí, a uno de los padres de la pintura moderna le negaron el paso los enteradillos de la época. A Picasso le pasó parecido, y hablo de pintura en este párrafo porque tengo titulación superior en Bellas Artes con especialidad en Artes Gráficas y he desarrollado mi dilatada carrera profesional en los campos de la ilustración y el diseño gráfico, publicitario, industrial y editorial, algo que, según la ortodoxia vigente, me acredita para mandar a tomar por donde amargan los pepinos a todos aquellos que hablan de mejores o peores decoraciones de vehículos sin saber manejar un puñetero lápiz.
Está muy en boga, lo reconozco, sobre todo en redes sociales, pero no deja de ser un coño disparate.
También escribo y tengo más de una docena de libros publicados, algunos como negro, y un montón más en el cajón, y he ejercido de editor hasta hace relativamente poco, pero jamás se me ocurriría decirle a nadie que no escriba hasta que sepa escribir, sencillamente porque no me considero gilipollas y sé perfectamente que la cosa no funciona así, ni ahora ni nunca.
¿Os suena Marcelino Sanz de Sautuola?, pues a él también le dijeron ¡calla la puta boca! Y a Proust y a Keruak, y a Faulkner, por citar sólo unos pocos de los millares de ejemplos que abundan en el vasto universo de los que debían haber mantenido la boca cerrada pero no se les puso en las avellanitas hacer caso a los santones.
No me enredo, ha sido que Fernando haya ganado la Rolex 24 (junto a su compañeros, of course!) y que hayan salido los listos de la clase a marcar el terreno con el sempiterno y caduco si no sabes mejor te callas. Sin duda es una bonita manera de avanzar y de crecer como colectivo. Los excelsos dan lecciones y los demás las escuchamos, y si la cosa sigue sin funcionar, la culpa será de Alonso y del alonsismo fanático, no de los numerosos imbéciles que no han movido un puto dedo por cambiar las cosas o, acaso, por aprovechar mínimamente el tirón.
«Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela.» Esta frase es de un tipo que también pasó sus dificultades hasta ser aceptado por la comunidad científica: Albert Einstein. «Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba.» Y esta otra pertenece a una película que deberían ver al menos dos veces al año los estiraditos de mierda que no saben vivir sin decirles a los demás lo que deben hacer y lo que no, y por supuesto, cuándo pueden abrir la boca y cuándo deben mantenerla cerrada.
Os leo.
También escribo y tengo más de una docena de libros publicados, algunos como negro, y un montón más en el cajón, y he ejercido de editor hasta hace relativamente poco, pero jamás se me ocurriría decirle a nadie que no escriba hasta que sepa escribir, sencillamente porque no me considero gilipollas y sé perfectamente que la cosa no funciona así, ni ahora ni nunca.
¿Os suena Marcelino Sanz de Sautuola?, pues a él también le dijeron ¡calla la puta boca! Y a Proust y a Keruak, y a Faulkner, por citar sólo unos pocos de los millares de ejemplos que abundan en el vasto universo de los que debían haber mantenido la boca cerrada pero no se les puso en las avellanitas hacer caso a los santones.
No me enredo, ha sido que Fernando haya ganado la Rolex 24 (junto a su compañeros, of course!) y que hayan salido los listos de la clase a marcar el terreno con el sempiterno y caduco si no sabes mejor te callas. Sin duda es una bonita manera de avanzar y de crecer como colectivo. Los excelsos dan lecciones y los demás las escuchamos, y si la cosa sigue sin funcionar, la culpa será de Alonso y del alonsismo fanático, no de los numerosos imbéciles que no han movido un puto dedo por cambiar las cosas o, acaso, por aprovechar mínimamente el tirón.
«Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela.» Esta frase es de un tipo que también pasó sus dificultades hasta ser aceptado por la comunidad científica: Albert Einstein. «Me he subido a mi mesa para recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba.» Y esta otra pertenece a una película que deberían ver al menos dos veces al año los estiraditos de mierda que no saben vivir sin decirles a los demás lo que deben hacer y lo que no, y por supuesto, cuándo pueden abrir la boca y cuándo deben mantenerla cerrada.
Os leo.
https://www.youtube.com/watch?v=izYOo4GU8-I
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