Por fortuna nos vamos acercando al inicio de las 6 Horas de Fuji y las aguas en Fórmula 1 parece que remansan, aunque tampoco os despistéis: es sólo una tregua.
Va a tocar trasnochar o madrugar mucho todo el fin de semana. Aquí no hay horarios europeos que valgan y el aficionado continental va a tener que adaptarse, así que ya sabéis, si mañana o pasado mañana pretendéis hacer algún comentario en redes sociales —la prueba termina a las 10:00 del domingo—, cargaros de paciencia o poneros hasta arriba de café, o en su defecto, organizaros la vida para que no se note que os habéis dormido, porque no faltará quien indague en las entrañas de vuestro muro de Facebook o TL de Twitter, con tal de intentar afearos en público como malos aficionados, poco comprometidos con el automovilismo o, simplemente, como insuficientemente apasionados.
Yo lo tengo fácil. Amama lleva unos días durmiendo mal y, si doy una cabezada a destiempo, tenemos pactado que ella publique cada 10 minutos un Fiuuuu!, Cómo mola!, Ése Rebellion!, Jopetas! o un provocador Ay, amigo! Salvaré el examen, descuidad.
Pero esta tarde no pretendía hablar de estas cosas sino de lo neumáticos en el WEC (Word Endurance Championship FIA), ya que su papel es radicalmente diferente al que hace el proveedor de compuestos para la Fórmula 1 y el resultado, obviamente, es infinitamente mejor.
A ver, no es que Michelin o Dunlop se libren de las quejas, que también las sufren, sino que éstas son más defendibles porque los dos suministradores trabajan para los equipos en aras de proporcionar espectáculo, en vez de como hace Pirelli, que busca el espectáculo y... bueno.
La magia, si se puede llamar así, está en que la anglo-americana y la francesa definen unos tipos de compuestos para la temporada, pero los adaptan a las necesidades de cada carrera y lo más importante de todo: son capaces de personalizarlos atendiendo a las necesidades de los vehículos, de forma que la mecánica y las prestaciones de los mismos mandan por encima del show.
En cristiano, que queda mejor. Michelin —proveedor único para LMP1, LMGTE Pro y Am, y segundón en LMP2, donde domina Dunlop—, dispone de una gama 2018 que en vez de ser unica e invariable para toda la temporada, como ocurre en F1, se adapta a cada carrera, de forma que no sería adecuado utilizar en Silverstone las gomas previstas para Spa-Francorchamps o Le Mans, etcétera. Además, trabaja coco con codo con los equipos importantes para favorecer que los neumáticos apoyen el nivel prestacional de sus respectivos vehículos. Dunlop hace otro tanto en LMP2: propone, adapta y personaliza.
Rebellion podría utilizar las gomas de Toyota pero no obtendría los mismos resultados que si utiliza los suyos. Y de manera similar, Toyota podría utilizar el calzado previsto para la inglesa, pero tampoco sería lo mismo...
No me enredo. Hasta finales de 2006 gozábamos de esta bicoca en Fórmula 1. Bridgestone y Michelin cumplían la normativa FIA pero adaptaban y personalizaban su producto. A partir de 2007 se implantó el modelo Bernie y todo se fue un poco al carajo. La japonesa declinó seguir haciendo el indio al terminar la temporada 2010, llegó Pirelli en 2011 y... bueno.
Os leo.
Marchando café con cojones y una Trappistes Rochefort de 11,3% en la recámara xDDD
ResponderEliminarClaro, el modelo Bernie es el modelo control.
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