Si Toto no hubiese abierto la boca para recriminar a la competencia las pocas agallas mostradas a la hora de contratar a Esteban Ocon, en el momento de escribir estas líneas apenas habría nada que decir. Pero George Russell ha sido confirmado como piloto de Williams para 2019 y aquí comienzan los líos porque Ocon también es chico Mercedes, así como Pascal Wehrlein...
Por suerte esto no era Operación Triunfo hasta hace quien dice nada, pero la necesidad de crear figuritas deslumbrantes lleva imponiéndose en la Fórmula 1 desde 2007 y empieza a ser de muy dudoso gusto que los jefazos anden dando la turrada con esquemas de «pensamiento racer» propios de los 80 o 90 del siglo pasado, mientras a la menor oportunidad queman las promesas como si fuesen vulgares consumibles.
Tenemos reciente el caso desvelado por Cyril Abiteboul al respecto del interés mostrado por herr doktor Marko por enterrar vivo a Carlos Sáinz, y como mencionaba al inicio, duele todavía pensar en lo que le ha pasado a Pascal con su carrera profesional mientras el caso de Esteban aún está caliente sobre la mesa del forense Robbins. Como he dicho otras muchas veces no sé si éstas son maneras ni de cuidar la granja ni de pensar en el futuro, a fin y a cuentas no me pagan por enmendarle la plana a nadie, lo que no me cabe la menor duda es de que así no vamos a ninguna parte porque son demasiadas las víctimas que prometiendo la Biblia en verso se han quedado en la cuneta.
Esto siempre ha sido así, no puedo ni quiero negarlo. Por cada sitio disponible en la máxima categoría hay tropecientos candidatos, pero lo que ha cambiado es lo que me preocupa, ya que si antes un piloto podía buscarse las alubias, incluso intentarlo un par de veces o tres, gracias a la preclara visión de gestores como Toto Wolff, la cosa actualmente, pasa por poner algunas velas al santo correspondiente esperando que acierte quien te ha pagado los estudios y claro, puede decidir de qué árbol has de ahorcarte, definiendo claramente de qué rama, con qué cuerda y a qué hora.
No dudo de la calidad de George, no vayamos a pensar otra cosa. Dudo de las luces y las buenas intenciones de unos empresarios que juegan en estos momentos a ser Colin Chapman, Ken Tyrrell, Frank Williams, Ron Dennis o Enzo Ferrari, por poner cinco ejemplos a mano, a los que sin duda la Fórmula 1 les empieza a venir muy grande, como se demuestra cada vez que tienen una patata caliente en las manos.
Os leo.
Por suerte esto no era Operación Triunfo hasta hace quien dice nada, pero la necesidad de crear figuritas deslumbrantes lleva imponiéndose en la Fórmula 1 desde 2007 y empieza a ser de muy dudoso gusto que los jefazos anden dando la turrada con esquemas de «pensamiento racer» propios de los 80 o 90 del siglo pasado, mientras a la menor oportunidad queman las promesas como si fuesen vulgares consumibles.
Tenemos reciente el caso desvelado por Cyril Abiteboul al respecto del interés mostrado por herr doktor Marko por enterrar vivo a Carlos Sáinz, y como mencionaba al inicio, duele todavía pensar en lo que le ha pasado a Pascal con su carrera profesional mientras el caso de Esteban aún está caliente sobre la mesa del forense Robbins. Como he dicho otras muchas veces no sé si éstas son maneras ni de cuidar la granja ni de pensar en el futuro, a fin y a cuentas no me pagan por enmendarle la plana a nadie, lo que no me cabe la menor duda es de que así no vamos a ninguna parte porque son demasiadas las víctimas que prometiendo la Biblia en verso se han quedado en la cuneta.
Esto siempre ha sido así, no puedo ni quiero negarlo. Por cada sitio disponible en la máxima categoría hay tropecientos candidatos, pero lo que ha cambiado es lo que me preocupa, ya que si antes un piloto podía buscarse las alubias, incluso intentarlo un par de veces o tres, gracias a la preclara visión de gestores como Toto Wolff, la cosa actualmente, pasa por poner algunas velas al santo correspondiente esperando que acierte quien te ha pagado los estudios y claro, puede decidir de qué árbol has de ahorcarte, definiendo claramente de qué rama, con qué cuerda y a qué hora.
No dudo de la calidad de George, no vayamos a pensar otra cosa. Dudo de las luces y las buenas intenciones de unos empresarios que juegan en estos momentos a ser Colin Chapman, Ken Tyrrell, Frank Williams, Ron Dennis o Enzo Ferrari, por poner cinco ejemplos a mano, a los que sin duda la Fórmula 1 les empieza a venir muy grande, como se demuestra cada vez que tienen una patata caliente en las manos.
Os leo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario