El coco

Como escribía el otro día [Salvando los muebles], al terminar el de Bélgica quedaba por ver que efectivamente Maranello había ganado el Gran Premio de Italia, que ha sido que no, obviamente.

De todas formas, de la misma manera que solicitaba el lunes pasado un poco de serenidad a la familia Ferrari, quiero recordarle esta tarde que sólo se ha mordido el polvo en casa, que quedan siete pruebas por delante y que por muchas milongas que nos cuenten, este campeonato va de quién comete menos errores. Nos ha tocado en Monza, evidentemente, pero como decía antes: quedan siete oportunidades para que Lewis también nos muestre su lado menos vistoso porque de momento está lejos de ser el coco que nos están pintando.

La Scuderia la ha cagado monumentalmente. Enredar una carrera esencial con la supuesta firma de Leclerc por la rossa sólo se le ocurre al que asó la manteca. Necesitábamos tener los pies en el suelo y alguien ha decidido que se podía volar un poco sin que ocurriera nada. Y aquí está el problema, porque cualquier atisbo de debilidad es aprovechado por Mercedes AMG sin compasión, y en Monza no iba a ser menos.

Kimi tenía la pole pero todo el mundo sabía que no le duraría demasiado. Su coche es de escudero, no punta puro, como el de Sebastian, de forma que como me decía Miguel esta misma mañana, bastaba un ala medio grado menos rápida o unos milímetros de desfase en el reparto de peso, para que Vettel superara a Raikkonen sin que se notase demasiado. Así las cosas, el alemán se ha puesto dócilmente a cola del coche de su compañero finlandés en la arrancada, intuyo que esperando su oportunidad en las curvas del Santuario, pero Hamilton ha salido a fuego y acero y, claro, el guión ha saltado por los aires hecho pedazos.

El de Heppenheim era consciente de lo que podía suceder si el británico le arrebataba la segunda plaza y defendiéndola tontamente se ha ido literalmente a tomar por el saco. En consecuencia, la de Il Cavallino se enfrentaba desde la vuelta uno a defenderse con el coche menos adecuado pilotado por un Kimi que corría entre lobos...

Brackley sabe resolver estas situaciones mucho mejor que Ferrari, y con Lewis enchufado, ni os cuento.

Iceman tenía que caer más temprano que tarde, y aprovechando la urgencia de la italiana, la anglo-germana amagaba con hacer undercut y la rossa picaba el anzuelo como una pardilla. A partir de ahí: sólo el coraje del de Espoo entre el todo y la nada.

Bottas le ralentiza y Hamilton hace el resto mientras, detrás, Vettel remonta y remonta como entra un cuchillo caliente en un pedazo de mantequilla, pero total, para poca cosa. Y la responsabilidad, siendo en parte arrogable a él, es fundamentalmente de los calzonazos que pensaban que el Gran Premio de Italia era para Ferrari porque sí, e imaginaban que Monza era un buen lugar para anunciar que Leclerc vestirá de rojo el año que viene.

A Minttu se le escaparon unas lágrimas ayer, después de que su marido y el padre de sus hijos firmara ser el piloto de Fórmula 1 más rápido. Por descontado jamás sabremos a qué se debieron o qué las originaron. Quién sabe si se deslizaron por sus mejillas porque Ferrari sigue aludiendo al coco cuando no sabe cómo defender su plaza ni así la maten.

Hamilton ha ganado el Gran Premio de Italia, aunque no estoy tan seguro de que Ferrari no lo haya perdido por lo de siempre: por pretender ser más papista que el Papa, por hacer de nuevo el chorra, en una palabra. Resulta obligado decirlo, pero estas cosas con Enzo no pasaban...

Os leo.