Lo siento por ellos

Si en cierto modo resulta bastante patética la respuesta de algunos aficionados ante la clasificación de media temporada que ha propuesto la página web oficial de la Fórmula 1 [F1 Mid-Season Power Rankings - Hamilton on top as Alonso shines], aún lo resulta más la respuesta de todos aquellos que están tras de este curioso fenómeno de rechazo al piloto que dice la Fórmula 1 que brilla detrás de Lewis Hamilton: todos ellos han perdido el culo por no salir en la foto.

Desde luego, renegar de Alonso en público da más réditos que significarse a su lado. Tanto como catalogar alonsismo bueno y alonsismo malo con tal de no aceptar que en España hay casi más seguidores de Hamilton o Vettel, o cualquier otro piloto que no sea español, precisamente porque estigmatizando al seguidor de Alonso se matan dos pájaros de un tiro: por un lado se señala al enemigo, al mal aficionado, y por otro se camina sobre las aguas como ejemplo de autocrítica y buena praxis de la afición al automovilismo.

Desgraciadamente para los bobos recurrentes que esta noche se van a sentir aludidos, diré que en Nürbu llevamos hablando de esto mismo hace casi una década porque en aquel entonces también había Sabios de la Montaña, tipos que juraban que habían visto a Pedro Picapiedra y Pablo Mármol rodando a alta velocidad en el rocódromo de Piedradura, y por supuesto juntaletras y chavalería y redactores de contenidos (traducidos), y gentucilla varia que ponía a parir a Fernando en los foros extranjeros con tal de significarse como españoles diferentes.

Si acaso, lo más cachondo de todo esto es que con los años que han ido pasando siempre hay algún pardillo que entiende que le estoy aludiendo, sea el año que sea, el mes que sea, la semana que sea, cuando el aludido no es otra cosa que un clon de actitudes y modos viejos que se van replicando por ciclos consecutivos, porque meterse con Alonso o el alonsismo siempre ha sido un buen recurso. Antes daba estatura entre iguales y ahora proporciona seguidores en redes sociales.

Y sí, detrás de toda esta vorágine de imbecilidad desatada hay responsables: toda esa gente que dice amar la Fórmula 1 apasionadamante pero se olvida de que todavía nos queda una leyenda, por ejemplo. También están los mediocres que han negado al asturiano el pan y la sal desde sus artículos y columnas de opinión. Y por supuesto, los pichafloja, que diría Javier Clemente, que han aceptado como estómagos agradecidos que la verdad sobre nuestro deporte sólo puede surgir de Gran Bretaña y que sólo desde las Islas se puede faltar al respeto al rival.

En cierto sentido me alegro de lo que ha sucedido hace unas horas. Esta gente que no sabe quién es el de Oviedo ni por qué recurrentemente es alabado por los tipos que saben de qué va todo esto, se han perdido una década y media de motorsport y, al final, a lo mejor es hasta bueno y todo.

Lo siento por ellos, obviamente, pero entiendo que ya somos mayorcitos como para saber elegir quién nos arrulla la oreja o nos miente.

Os leo.