Gasly a Red Bull

El ascenso de Pierre Gasly a Red Bull sólo puede ser entendido de forma positiva pero sin perder de vista que sigue en el entorno de Milton Keynes, que va a tener que convivir con Max Verstappen y que, desgraciadamente, su carrera profesional sigue dependiendo de cómo se levante por las mañanas herr doktor Marko.

Es una opinión, desde luego, pero para mí no es muy de fiar un tipo que asegura a Jaime Alguersuari la continuidad en Toro Rosso por la tarde y le llama por la noche para decirle que se busque otro sitio que ambos saben que no existe; y no me fío de él porque es el mismo que se queja ahora de lo extraño que resultó que Daniel le dijera antes de Hungría que renovaba con la austriaca y el martes siguiente ya fuese chico Renault para 2019. ¡Donde las dan las toman, caballero!

Entre pitos y flautas ya son unos cuantos los que han sufrido al de Graz y han salido por patas de su lado. Daniil Kvyat, Carlos Sáinz y Daniel Ricciardo son los últimos ejemplares que han preferido tenerle lejos, lo que me recuerda aquellas sabias palabras para los espectadores de Centímetros Cúbicos, pronunciadas por nuestro Antonio García: «... tampoco le echo de menos» [Antonio García y su relación con Helmut Marko].

En fin, Pierre sigue ahí, que es a lo que vamos, pero como decía al principio, de momento el ascenso al equipo oficil sólo puede ser considerado desde una perspectiva positiva porque deja atrás el laboratorio móvil de Faenza y llega a una escudería, en la que, en el peor escenario, podrá luchar como ha estado haciendo aussie junior hasta quien dice anteayer.

El premio es interesante: el francés se podrá medir en pista con el astro holandés y, evidentemente, adquirirá mayor visibilidad que bajo el paraguas de Franz Tost.

Pierre es joven, tiene ahora 22 años, dos más que Max, y lo importante para lo que nos ocupa: acumulará la temporada que viene la experiencia de un primer año conviviendo con una unidad de potencia Honda. Por eso imagino que lo han promocionado, pero no debemos olvidar que ésa va a ser precisamente su ventaja en Red Bull: conocer mejor que Verstappen el propulsor japonés que impulsará el RB15.

Os leo.