La piscifactoría anda a rebosar y, francamente, echo de menos aquellos antialonsistas de mar abierto, fajados en aguas bravas, con los que, al final, trababas incluso una forma primitiva de amistad porque en lo esencial estábamos de acuerdo: Bernie era lo puto peor y Charlie Whiting su brazo ejecutor, y así.
Hoy te pones a hablar de estas cosas y entre que la peña no sabe quién es realmente Charlie ni cuántos mundiales ha ganado, a lo sumo te ves envuelto en una de estas graves discusiones sobre lo que dice el reglamento y cómo lo aplica el susodicho.
Como argumento de autoridad supone un error monumental. La normativa no existe si la entendemos como un marco de reglas deportivas y técnicas que regula la actividad en pista para todos los intervinientes por igual, y en sintonía, Whiting hace lo que le sale del pincel con ella por eso mismo: porque no existe.
El Abuelo nos lo pone negro sobre blanco: El ISC (International Sports Code) prohibe cruzar, en cualquier dirección, la línea blanca continua de la entrada a boxes. Pero el Director de Carrera, en sus anotaciones, dice que para entrar a garajes hay que pasar por la derecha del bolardo...
Tenemos así una norma y una interpretación sui generis de la misma, y llegado el caso, como sucedió el domingo, Whiting hace valer la interpretación, su interpretación, sobre la letra y el espíritu del reglamento. Y así, la línea blanca que no se puede pisar bajo ningún concepto según la normativa vigente, pierde entidad en favor del bendito bolardo; ergo, Hamilton pasa por la derecha del mismo y ya tiene bula para reincorporarse a pista como le salga del escroto, incluso pisando la línea continua.
Si en vez de Lewis hubiese sido Gasly o cualquier otro que no sea el ojito derecho de Charlie, todos sabemos que lo que habría valido sería lo que dice la norma y al infeliz le habría caído la del pulpo, pero eso, quizás sea otra historia.
Termino. Desconozco qué coño hace un tipo como éste en un puesto tan crucial para la máxima disciplina del automovilismo deportivo, pero está ahí y todos los caminos llevan a él. Todas las temporadas, siempre. Que a lo mejor el chivatillo de las monjas nos lo explica en plan nuestro ex presidente, no sé, tal vez así: «cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo, beneficio deportivo...»
Sinceramente no sé que pinta él ahí, todavía, pero esto es un deporte que pone cachondo a Saward, Charlie sigue haciendo de las suyas, y yo: os leo.
Si existiera, Charlie se cortaría un poco, y comprendo que os suene raro todo esto, sobre todo a los que nacísteis anteayer y entendéis la Fórmula 1 como deporte como Mariano Rajoy entendía lo de la elección del alcalde: «es el aficionado el que elige el deporte y es el deporte lo que quiere que sean los aficionados el deporte.»
Total, que esto es deporte por cojones, que queda menos bonito pero mucho más claro aunque no dé para unos minutillos de metraje, lo que sin duda tampoco explica por qué habiendo normas iguales para todos, Charlie hace con ellas lo que le sale de la entrepierna y a unos los pasa por la quilla y a otros les propina un tironcito de orejas y les da un par de palmaditas en la espalda de propina, por el bien del espectáculo ése que según Joe Saward llena gradas, of course!
Aunque parezca increíble de la muerte estamos de nuevo ante un problema que se resuelve si llamamos a las cosas por su nombre.
El protagonista de nuestra entrada, por ejemplo, es mecánico y no tiene ni puta idea de normas ni de deportividad, ni falta que le hace. Pero como sus amigos Bernie y Max (Mosley) alcanzaron la cúspide de la F1, a él lo pusieron al frente del cotarro técnico y deportivo casi a perpetuidad, y en consonancia, le pagaban y le pagan unos emolumentos que ríete tú —sí, sí, ríete—. Lógicamente, su cargo, aunque con nómina, no tendría entidad si no hubiese algo que aplicar, y de esta sutil forma nace el reglamento moderno, una suerte de queso Emmental que tiene más valor por sus agujeros que por su masa, porque es de los vacíos de lo que vive la Fórmula 1.
Mi amigo Antonio dice que es un prevaricador, pero para prevaricar hay que saber qué lleva uno entre manos, es decir: conocer la ley y ser injusto en su aplicación, pero Whiting no la conoce, es un perfecto inútil con suerte que jamás ha encontrado la horma de su zapato, algo desafortunado para nosotros, evidentemente, y más para la pandilla de pardillos que todavía trata de justificar sus actos como si tuviesen más sustancia que los de un chimpancé manejando un kalashnikov sin seguro y con el peine a tope de munición.
El Abuelo nos lo pone negro sobre blanco: El ISC (International Sports Code) prohibe cruzar, en cualquier dirección, la línea blanca continua de la entrada a boxes. Pero el Director de Carrera, en sus anotaciones, dice que para entrar a garajes hay que pasar por la derecha del bolardo...
Tenemos así una norma y una interpretación sui generis de la misma, y llegado el caso, como sucedió el domingo, Whiting hace valer la interpretación, su interpretación, sobre la letra y el espíritu del reglamento. Y así, la línea blanca que no se puede pisar bajo ningún concepto según la normativa vigente, pierde entidad en favor del bendito bolardo; ergo, Hamilton pasa por la derecha del mismo y ya tiene bula para reincorporarse a pista como le salga del escroto, incluso pisando la línea continua.
Si en vez de Lewis hubiese sido Gasly o cualquier otro que no sea el ojito derecho de Charlie, todos sabemos que lo que habría valido sería lo que dice la norma y al infeliz le habría caído la del pulpo, pero eso, quizás sea otra historia.
Termino. Desconozco qué coño hace un tipo como éste en un puesto tan crucial para la máxima disciplina del automovilismo deportivo, pero está ahí y todos los caminos llevan a él. Todas las temporadas, siempre. Que a lo mejor el chivatillo de las monjas nos lo explica en plan nuestro ex presidente, no sé, tal vez así: «cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí el suyo, beneficio deportivo...»
Sinceramente no sé que pinta él ahí, todavía, pero esto es un deporte que pone cachondo a Saward, Charlie sigue haciendo de las suyas, y yo: os leo.
Y me pregunto por qué sigue, si tiene relación con aquel último mundial rosso bajo la tutela de Todt y el sindiós de Ron.
ResponderEliminarDe acuerdo que estuviera durante el tiempo de Eccleston y que sea un cargo FIA (Todt), pero que desde Liberty deban pagar los favores a Braun con este peaje clama al cielo.
Esto no es conspiranoia sino política, y es así en cualquier asociación de medio pelo que encuentres por ahi.
F.d.e.
EliminarEcclestone, Brawn, ahí.
Sorry
Totalmente de acuerdo José. Ni ciudad Juarez es tan corrupta como esta F1.
ResponderEliminarPor cierto, quien es el chivatillo de las monjas? Ese día no fui a clase......
Esto es muy simple: imagina un conductor que se desvía en una salida de la autovía y, cuando ya está en el carril correspondiente, su copiloto le grita: "qué leches haces??? Ésta no es la salida!!!" Acto seguido, pega un volantazo y se reincorpora a lo bestia en vez de entrar, frenar y reincorporarse a continuación.
ResponderEliminarSi le "caza" el helicóptero de turno, le cae un buen multón y de paso sale en los telediarios como ejemplo de mal conductor.
Si le pilla su amigo Paco el guardia civil, le dice: "hombreeeeeeee, no me hagas eso más!!! Anda, invítate a algo..."
A Raikkonen le clavaron 5s en Bakú por lo mismo. Se dijo que lo de Hamilton era diferente porque se dio bajo SC. Y si no, la excusa habría sido otra, de ninguna manera iban a dañarle la remontada al niño favorito de la de las tres puntas en la casa de ésta última.
ResponderEliminarCUÁNDO VAN A JUBILAR A ESTE CACIQUE!?!?!
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