Conociendo que llaman «Mónaco magiar» a Hungaroring da un poquito de yu-yu que llegue este viernes, pero tampoco pasa nada, nada grave, se entiende.
Daimler tiene intereses allí —4.000 puestos de trabajo directo en la localidad de Kecskemét, que se ampliarán en breve a otros 2.500 más con una segunda planta que se está levantando en la actualidad—, y Bernie, desde hace años, ha defendido a capa y espada este circuito que en sentido estricto debería estar fuera del Mundial, ya que, básicamente, se ha ido quedando viejo con el transcurso de las temporadas y no permite que aflore el espectáculo, mucho menos con los cacharros grandotes que se usan en la actualidad.
En todo caso, la casa B de Mercedes-Benz hace la duodécima cita del calendario y en unas jornadas disfrutaremos del Gran Premio de Hungría, que como es de sobra conocido cierra la primera mitad de la campaña anual. Luego vendrán agosto y sus vacaciones y empezaremos la segunda vuelta visitando Spa-Francorchamps.
El trazado de Hungaro suele ser un horno en el que la solana acostumbra a pegar duro, pero los pronósticos meteorológicos para este fin de semana dan lluvia prácticamente durante todo el Gran Premio en la zona de Mogyoród, localidad cercana a Budapest donde se sitúa el circuito, lo que supone un aliciente porque si hay algo caro de conseguir en su cuerda es adelantar, y con agua se podrá jugar con las estrategias y bueno, se supone que siempre hay más espacio para la alegría.
Os confieso que personalmente preferiría que lloviese porque la mayoría de sus curvas son lentas y los ingenieros las pasan canutas encontrando el equilibrio entre carga aerodinámica, tracción y velocidad en los monoplazas, de forma que con piso húmedo podríamos asistir a algún tipo de sorpresa que no tendría cabida en seco.
¿Será, no será? Sin duda es pronto para saberlo, pero lo que está claro es que como no llueva nos arriesgamos a sufrir mal de procesión el domingo, aunque la clasificación del sábado promete ser cañera, como siempre, que por algo Hungaroring se ha ganado a pulso ser conocido como el Mónaco magiar, ¿qué os creíais?
Os leo.
El trazado de Hungaro suele ser un horno en el que la solana acostumbra a pegar duro, pero los pronósticos meteorológicos para este fin de semana dan lluvia prácticamente durante todo el Gran Premio en la zona de Mogyoród, localidad cercana a Budapest donde se sitúa el circuito, lo que supone un aliciente porque si hay algo caro de conseguir en su cuerda es adelantar, y con agua se podrá jugar con las estrategias y bueno, se supone que siempre hay más espacio para la alegría.
Os confieso que personalmente preferiría que lloviese porque la mayoría de sus curvas son lentas y los ingenieros las pasan canutas encontrando el equilibrio entre carga aerodinámica, tracción y velocidad en los monoplazas, de forma que con piso húmedo podríamos asistir a algún tipo de sorpresa que no tendría cabida en seco.
¿Será, no será? Sin duda es pronto para saberlo, pero lo que está claro es que como no llueva nos arriesgamos a sufrir mal de procesión el domingo, aunque la clasificación del sábado promete ser cañera, como siempre, que por algo Hungaroring se ha ganado a pulso ser conocido como el Mónaco magiar, ¿qué os creíais?
Os leo.
Ya he comentado alguna vez que Mónaco es, para mí, el más aburrido de todos los GPs, pero le salva el aura de glamour y exclusividad, aparte de ser un circuito mítico que daría pena perder.
ResponderEliminarLo de Hungaroring no lo sabía, pero hubo un año que se habló de que si un piloto se colocaba primero tras la salida, era muy probable que ganase, porque es prácticamente imposible adelantar...
Ese año era 2003 y el piloto se llamaba Fernando Alonso, que lograba su primera victoria en F1 doblando al mismísimo Michael Schumacher. Desde entonces le tengo cierto cariño a este circuito ;)
Aquí su pole:
https://youtu.be/CBkmd8ZmKHM
Cómo sonaban esos motores...