No deja de ser curioso que la mejor prueba que hemos disfrutado esta temporada haya supuesto el desencadenante para que Pirelli explore elecciones más agresivas de neumáticos a partir de este mismo verano. ¿La de China era o no era la primera gran carrera en años...? Pues de eso mismo hablaba en mi espacio en MotorPoint hace escasamente un mes.
El pasado Gran Premio de China ha dejado tan buen sabor de boca entre los aficionados y prensa especialista que hay quien lo propone como una de las mejores pruebas de las últimas temporadas.
Ganaba Daniel Ricciardo después de encadenar un rosario de adelantamientos que no están al alcance de cualquiera. Llegó a parecer incluso fácil, pero no debemos olvidar que el sábado por la mañana el australiano rompía la unidad de potencia que montaba su Red Bull, y que fue necesario sustituirla contra reloj para que pudiese disputar la clasificación y posteriormente la carrera…
Hubo muchos alicientes y el final estuvo «abierto» hasta el último instante, precisamente porque la fiabilidad sigue siendo determinante en esta segunda etapa de la era híbrida, y Renault —suministrador de la de Milton Keynes—, aún no las tiene todas consigo en este apartado.
Mercedes AMG y Ferrari sí han superado esta asignatura técnica y su evidente superioridad venía marcando el campeonato ya desde Australia, quedando del lado de la italiana a la salida de Bahrein por una brillante actuación de Maranello y, también, por una serie de errores cometidos por su rival. En todo caso, a las puertas de la disputa del Gran Premio de China resultaba previsible que se replicara lo que venía siendo la tónica de esta temporada. Vettel conseguía la pole en la clasificación del sábado y era secundado por su compañero. Inmediatamente detrás: Bottas y Hamilton, y por este orden.
Red Bull copaba la tercera línea de la parrilla —Verstappen en la quinta plaza y Ricciardo en la sexta—, y sus posibilidades eran muy limitadas por lo expuesto anteriormente y porque la elección de neumáticos Pirelli no auguraba demasiadas aventuras.
Aunque Shanghai guardaba un as en la manga.
De manera absurda, Vettel cierra a Raikkonen en la arrancada, lo que permite a Bottas hacerse limpiamente con la segunda plaza mientras a su espalda, Verstappen gana la tercera… El planteamiento de Ferrari se ha roto en los primeros metros, pero el guión sigue su curso con el Ferrari número 5 y el Mercedes AMG dorsal 77 inmediatamente detrás. Red Bull tiene posibilidades de acabar en cabeza y hace un temprano paso por garajes en sus dos coches, en la vuelta 17, con la intención de materializar el siguiente alrededor de los giros 40 o 45.
Hamilton y Bottas son llamados a boxes en la 18 y 19 respectivamente. La Scuderia responde tarde con Vettel, en la 20, circunstancia que no impedirá que Bottas lidere la carrera porque Raikkonen todavía no ha entrado. Aquí tenemos la primera clave: la desmesura de Vettel en la salida se está pagando muy cara y la estrategia paliativa ha dado alas a Milton Keynes, que tiene a Max como tercero y a Daniel en quinta posición.
La segunda clave estará en el Safety Car que sale después del encontronazo entre Gasly y Hartley (ambos de Toro Rosso), ya que mientras Brackley y Maranello deciden que sus coches se defiendan con lo puesto hasta el final, Red Bull ha llamado a los suyos y les pone neumáticos medios y nuevos.
Ricciardo ve la puerta entreabierta y la aprovecha. Se desembaraza de Raikkonen, supera a Verstappen tras su encuentro con Hamilton, luego da buena cuenta del británico y larga hacia Vettel. Lleva mejores gomas que el alemán y el adelantamiento es sumamente limpio, como el que hará con Bottas unas vueltas después. Quedan 12 giros todavía, y Ricciardo gestiona lo que queda de prueba de una manera impecable hasta ver la bandera a cuadros.
Parece sencillo de narrar, pero las grandes carreras se construyen a base de pequeños elementos que cobran sentido sólo al final.
¿Ha sido el Gran Premio de China una de las mejores carreras de los últimos tiempos? Seguramente, pero yo esperaría para otorgarle este galardón a ver lo que nos depara esta temporada 2018. Red Bull ya es más que una candidata, las Pirelli permiten algunas alegrías impensables al comienzo de la prueba, y el factor suerte sigue estando ahí, donde siempre suele estar en la Fórmula 1: a mano sólo de los que arriesgan.
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