No deja de tener su gracia que quien llamaba gilipollas a Max Verstappen por aplicarle su misma medicina fuese precisamente un aficionado a estirar la trazada para sacar a un rival de la pista, mayormente si éste se llamaba Nico Rosberg.
Lewis está tan acostumbrado a salir delante que a veces olvida lo que se cuece detrás, y por lo que pudimos ver en el trazado de Sakhir ayer era uno de esos días en los que desatendió apuntar en su agenda: ¡cuidado, que la población de pirañas ha crecido mucho en la montonera...!
Ya sé que siempre os vengo con el mismo cuento, pero ahí va de nuevo: este tipo de maniobras de contacto puro me parecen asumibles para lo que viene siendo la Fórmula 1 pronunciada con cierto orgullo. Sí, soy consciente de que el reglamento no lo ve igual que yo, pero no coincido ni con su letra ni su espíritu en tantos matices que, sinceramente, me da un poco lo mismo. Nuestro F1 son coches largos, grandes, pesados, y como que se me hace muy cuesta arriba asimilar que haya que andar cediéndose el paso amablemente cuando estás luchando una posición.
Otra cosa es cuando hay intencionalidad clara de sacar al contrario o usas esa artimaña con reiteración sobre un compañero al que ya tienes contra las cuerdas porque en el equipo no le dejan ni toser. Te llamarán velociraptor, dirán de ti que tienes instinto asesino, pero no dejarás de ser un cerdo.
Bien, en todo caso no pretendía hablar del mayor gilipollas de la carrera de ayer, sino de un lance que derivó en una acción que en su pecado llevó la penitencia. Y es que Max estaba luchando con Lewis cuando se encuentra a Fernando y se ve obligado a abrirse. Ahí el británico anda listo y pretende cerrar la evasiva del holandés porque lo tiene a puntito de pepitoria, pero éste no se arruga, planta cara y aunque al final se lleva la peor parte, somete a un bonito correctivo a Hamilton porque en montonera o en punta, nadie tiene obligación de regalar ni un centímetro de asfalto a nadie.
En este sentido, lo de llamar gilipollas al hijo de Jos sobra por completo —siempre desde mi particular punto de vista, bastante huevón para estas cosas, como vengo reconociendo, y más old school de lo que desearía—, porque la acción forma parte de un rifirrafe de esos que hacen auténtica afición.
Pero tampoco quiero pecar de ingenuo. Whiting no sancionó nada (ni creo que abrió investigación) porque al fin y a la postre se trataba de Max y de Lewis, que si llegan a ser otros los protagonistas fijo que a alguno le cae un puro.
Y aquí lo de gilipollas sobra aún más porque ante este tipo de asuntos de rivalidad fogosa, Hamilton debería ser el primero en mantener la boca cerrada por mucho que el de ayer afectara a sus evoluciones en pista. Desde luego, el británico acumula mayor cantidad de deslices similares y, además, ¡qué demonios!, debería ser consciente de que Verstappen tiene perfecto derecho a que le acaben diciendo lo mismo que a él cuando sale a pista con un sólo objetivo: ganar o terminar lo más arriba posible sin tener que pedir permiso a nadie.
Concluyo. Quedó muy poco elegante y algo sobreactuada la salida de tono de nuestro vigente campeón del mundo. Lo otro, pues eso: un lance de carrera que acabó con Max fuera de ella, que como decía antes, en el pecado siempre va la penitencia y tal.
Os leo.
Efectivamente, son cosas entre los señoritos, y ahí Charlie tiene buen cuidado de no meterse
ResponderEliminarabsolutamente de acuerdo. Gran piloto Hamilton, ingles, pero se gentleman nada de nada. Yo le agradezco a Max su fogosidad en pro del espectaculo, pero ya lleva dos carreras asi, y si pretende pelear con Ferrari ya se le fueron el 10% de oportunidades. Saludoss
ResponderEliminarFue a hablar de puta la tacones.
ResponderEliminarTodos, absolutamente todos han hecho alguna vez una maniobra como la de Max. Se llaman CARRERAS!!
Menudo hachazo de Max, espectacular.
ResponderEliminarA lo largo de la temporada todos acaban cometiendo errores más o menos groseros .
ResponderEliminarNo sé porque se me viene ahora a la mente las salidas de Singapur y México de la temporada pasada . ;)
Le leo maestro