sábado, 17 de marzo de 2018

Piloti, che gente... [Enzo Ferrari]


No deja de terner cierta retranca que el hombre a quien se atribuye la frase «Un piloto es como una bombilla; cuando se funde, se cambia», eligiera precisamente el título Piloti, che gente... (¡Pilotos, qué personas!) para un libro que compendia y reseña la historia de la aventura que fundó y todavía hoy lleva su nombre.

Se ha escrito tanto sobre Enzo Ferrari que bastaría decir que este volumen resulta esencial para entender su figura y que sobraran más palabras. Pero merece que nos extendamos, siquiera porque a lo largo y ancho de sus casi 500 páginas podemos descubrir la enorme cantidad de contradicciones en las que vivía sumido Il Commendatore, y con las que batallaba casi a diario.

Escrito por Franco Gozzi y Anne Zorn aunque Ferrari ponga su nombre en portada y aparezca también como autor, fue publicado pocos años antes de su muerte en 1988 (Privately, 1983). Así las cosas, Piloti, che gente... es una narración personal con formato autobiográfico y evidentemente edulcorada en algunos de sus pasajes, lo que no resta ni un ápice de interés a la obra porque como decía en el párrafo anterior, lo importante a mi modo de ver es lo que se deja ver entre líneas.

La historia de Ferrari es la historia de su creador, Enzo Ferrari, y la niñez de éste, sus anécdotas adolescentes y juveniles, sus relaciones, sus sinsabores personales y profesionales, cómo le golpea la vida, ofrecen una perspectiva desde la cual observar mejor cómo el pequeño taller de Módena se acabará convirtiendo con el transcurso de los años, las décadas, en una leyenda del automovilismo.

Ferrari hace coches deportivos inimaginables para seguir compitiendo en las carreras que tanto apasionan a L'Ingegnere, y es que Enzo sabe perfectamente que no es nada sin esa pasión que lo alienta cada mañana, y la exige a sus colaboradores, y por supuesto, a los pilotos de Maranello que han hecho grande a La Scuderia porque ella los ha hecho más grandes a ellos.

En esta polaridad se equilibra el libro. Enzo Ferrari cree en sus monoplazas y alaba mayoritariamente a los hombres que los condujeron —de ahí el título, Piloti, che gente...—, y en consonancia reclama para la de Il Cavallino Rampante la responsabilidad última de los fracasos pero también la de sus triunfos.

Tengo la edición francesa de 1987 (EPA Editions). Profusamente ilustrado con imágenes a color y en blanco y negro, con algunos dibujos, el libro es una joyita aunque uno no sea tifoso. Si además lo eres, como es mi caso, resulta un volumen imprescindible.

Os leo.

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