domingo, 3 de diciembre de 2017

It's been a long, long time [Mercedes AMG]


Casi 5.500 palabras después de haber comenzado el repaso a los equipos de esta temporada, concluimos con la de Brackley recalcando lo que decíamos el verano pasado: el trabajo global de la escudería ha sido el que ha materializado este cuarto Mundial de Marcas consecutivo y la cuarta victoria de Lewis Hamilton en la tabla de pilotos.

Como el engrasado mecanismo de un reloj suizo, la anglo-germana ha funcionado perfectamente y ha sabido hacer de tripas corazón hasta subvertir un escenario que pintaba bastos al comienzo de temporada y, al final, le ha resultado tan sencillo que hasta da la sensación de que si Bottas no conseguía el subcampeonato era porque a nadie le convenía tanto dominio arrasador.

Como decíamos en la entrada anterior, Ferrari ha puesto su granito de arena en la gesta de la de tres puntas desperdiciando cuantas oportunidades ha encontrado a su paso a partir del Gran Premio de Hungría, pero la historia se escribe así. En todo caso, no hay suerte en la Fórmula 1 salvo que la busques con ahínco o estés dispuesto a dar con ella apostando siempre a estar en el sitio y momento adecuados.

Mercedes AMG partía flojita este 2017. Lewis estaba más perdido que un pulpo en un garaje y Valtteri aún no había encontrado su sitio en la plateada. Unas cuantas modificaciones que fueron aplicadas en el Gran Premio de España y la confianza se extendió como un reguero de pólvora en el seno la más poderosa. La unidad de potencia de Stuttgart fabricada en Brixworth seguía siendo la pieza a cobrar. Pero sea porque Nico Rosberg se marchó llevándose sus secretos y su experiencia con los neumáticos, o simplemente porque el W08 no había sido planeado todo lo bien que sus hermanos mayores, la aerodinámica del bicho de Brackley daba más quebraderos de cabeza que alegrías en el primer tercio de la campaña.

Pero para eso está el equipo, ¿no?, y lo cierto es que a partir de Montmeló la serenidad ejerció su poder milagroso y Hamilton y Bottas encontraron su propio camino en una planificación en pista que más de una vez he asimilado aquí mismo a la del Barça de Pep Guardiola, formación abierta y muy agresiva que acabaría desgastando a Maranello y dejando solo a Sebastian Vettel a finales de julio, con la intención de que a vuelta de vacaciones, sentenciar ambos mundiales fuese pan comido.

Presa de sus propios problemas, La Scuderia hacía el juego a Brackley después de Bélgica mientras en ésta reinaba la más absoluta tranquilidad...

En el plano técnico no podemos obviar que la fiabilidad ha estado todo el tiempo del lado de Mercedes AMG, así como esa mezcla de aceite que siendo tolerada por FIA aún no ha sido suficientemente explicada. Sea como fuere, la de las tres puntas se ha coronado por cuarta vez consecutiva como la mejor escuadra de la etapa híbrida, y este sigue siendo un dato que debería hacernos recapacitar. Hay mucho pecado en todo ello, pero en lo tocante a esta temporada que hemos dejados atrás, justo es reconocer que también ha habido mucha inteligencia. Desde luego, mucha más en Brackley que en el resto de sus rivales.

Os leo.

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