Me he levantado temprano, como de costumbre, he pasado brevemente por redes sociales por si se cocía algo nuevo, que no, y entre café y café he puesto en orden de revista la entrada correspondiente a la Hemeroteca, ese lugarsito cuya pretensión es recoger todo lo que da de sí la vida de un bloguero, que en mi caso da para mucho, la verdad.
Total, por esas cosas que tiene el azar tocaba hoy Mercedes y ayer había escrito sobre Bottas... ¡Ejem...! ¡Mucha estrellita de tres puntas en 24 horas, ¿no te parece, Jose?! Da lo mismo, me he dicho, esto es como cuando hablabas de Red Bull en el blog aunque no quisieras... También me he acordado de Mercedes, Merche, la primera novieta que tuve o no tuve, según se mire, porque habíamos quedado para vernos una tarde de agosto y después de tres horas de espera comprendí que la muy fistra no iba a venir.
En fin, terminada la faena he vuelto a Twitter con la intención de empezar el día como Dios manda y me he encontrado con la noticia de que Chiquito ya no nos contará más chistes...
...
Cuando desaparece alguien como Chiquito siempre parece haber espacio para recordar cómo se llamaba realmente, qué había detrás del personaje o para decir aquello de una estrella se ha apagado en el firmamento. Pero siendo el malagueño el protagonista tenía que haber miga por narices, no sé si me entendéis.
No me ha costado mucho encontrar el intríngulis. Como les pasa a los analistas de frigoríficos con sus cosillas en Fórmula 1, a poco que te lo curres encuentras claves por todas partes, como setas en otoño, vamos. Obviamente Chiquito se nos ha ido unas horas después de que Hugo Boss anunciase ayer que deja de patrocinar a Mercedes AMG para 2018, y sin duda aquí tenemos un chiste cojonudo, un ¡¿cómorl?! de los que le gustaban a él. ¡Duodenarl, tienes más peligro que Bos pasándose a la Fórmula Erl! y así.
Tiene gracia, no me digáis que no. La peña se descuerna intentado ver maravillas por doquier, récords y esas cosas, llamando leyenda a cualquiera, y una marca de campanillas que ha hecho de la exclusividad su forma de entender el mercado, pasa del culo de la Fórmula 1, de los títulos de Mercedes-Benz y los de Lewis Hamilton, y se marcha a poner su nombre en los cochecitos eléctricos de Alejandro Agag, ¡jaaarl!
Estoy seguro de que Chiquito, antes de partir, pretendía decirnos esta madrugada que la vida no merece ser tomada tan en serio como la beben algunos, así que aunque vuelva a hablar de Mercedes por tercera vez consecutiva en menos de 24 horas, he pillado una foto en la que aparecen dos pedacores de la pradera envueltos en el glamur de Hugo Boss, paseando palmito y a can de morr e naaarrl por el puerto de Mónaco. Eran otros tiempos, sin duda.
Vivimos edades crepusculares, ahora nos falta Chiquito, pero todavía cabe decir con ilusión infantil: ¡Paparl, paparl, llévame al circo...!
Os leo.
Tiene gracia, no me digáis que no. La peña se descuerna intentado ver maravillas por doquier, récords y esas cosas, llamando leyenda a cualquiera, y una marca de campanillas que ha hecho de la exclusividad su forma de entender el mercado, pasa del culo de la Fórmula 1, de los títulos de Mercedes-Benz y los de Lewis Hamilton, y se marcha a poner su nombre en los cochecitos eléctricos de Alejandro Agag, ¡jaaarl!
Estoy seguro de que Chiquito, antes de partir, pretendía decirnos esta madrugada que la vida no merece ser tomada tan en serio como la beben algunos, así que aunque vuelva a hablar de Mercedes por tercera vez consecutiva en menos de 24 horas, he pillado una foto en la que aparecen dos pedacores de la pradera envueltos en el glamur de Hugo Boss, paseando palmito y a can de morr e naaarrl por el puerto de Mónaco. Eran otros tiempos, sin duda.
Vivimos edades crepusculares, ahora nos falta Chiquito, pero todavía cabe decir con ilusión infantil: ¡Paparl, paparl, llévame al circo...!
Os leo.
Grande Chiquito. Un genio con estilo propio. En el cielo tienen que estar pasándolo pipa!!!
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