2007, balada triste [VI]

Como habéis podido comprobar a lo largo de lo que llevamos de saga, he dado poca o nula importancia al asunto del espionaje de McLaren sobre Ferrari porque, en realidad, la historia se soporta perfectamente sin él, y porque a poco que nos molestemos en colocar las piezas del puzle en secuencia temporal, se vislumbra inmediatamente que el spygate es un elemento que se aplica desde fuera. Vamos, un agente de presión de los de toda la vida.

Por fortuna para nosotros, el generoso reguero de evidencias que ha dejado tras de sí la prensa británica defendiendo a su chiquillo ante Rosberg, durante el periodo de convivencia del británico con el alemán en el seno de Mercedes AMG, lleva similar firma y se corresponde con idéntico modus operandi. Al final, se ve que los chicos de la british press agotaron sus cartuchos en 2007 y lo único que han hecho entre 2014 y 2016 ha sido evidenciar que siempre tocan el mismo laúd y la misma melodía cuando las cosas no salen como está previsto que salgan.

Así, si durante 2014 la prensa británica incide una y otra vez en el diferente trato que supuestamente da Brackley a sus dos pilotos —hasta que en Spa-Francorchamps estalla la mundial y la sardina se arrima definitivamente al ascua de Hamilton—, en 2015, con Lewis como flamante bicampeón del mundo, cambia de planteamiento, se olvida de la paridad otrora exigible y se convierte en la principal defensora de que se respete el estatus del inglés como piloto preferente, aunque para ello tenga que justificar las trastadas del chaval con Nico en pista. El velocirraptor siempre llevará la razón porque se la da la FIA y porque es el portador de la milagrosa carta hammertime.

En 2016 las cosas se tuercen definitivamente para el de Tewin, y bueno, la prensa británica vuelve a las insinuaciones de juego sucio por parte Mercedes AMG y tal y tal.

Creedme, me juego la mano con que dibujo a que si Rosberg llega a seguir compitiendo en 2017, hoy estaríamos replicando también el periodo 2007, que consistía lisa y llanamente en tumbar al enemigo por los medios que fuesen, incluso presionando a su escudería. Todo muy fair play, para que nos entendamos.

No me extiendo, que esto da para mucho. Decía al comienzo que el spygate —para mí—, no es otra cosa que una anécdota que se irá sustantivando como eje del discurso oficial conforme Fernando va dando muestras de no estar por la labor de dejarse matar, metafóricamente hablando.

No existe como fenómeno contable en Australia ni en Bahrein, ni justifica el incumplimiento de contrato, ni las extra-lap ni los mamomeos varios que rodean la actividad de McLaren durante el primer tercio del año 2007. Comienza a asomar las orejas cuando Lewis protagoniza la insurrección de Mónaco y basta revisar la hemeroteca para comprobar que, para ese instante, los medios ingleses ya estaban poniendo fino a Ron sin necesidad de espionajes.

Para colmo, el asunto se atempera coincidiendo con los momentos más dulces protagonizados por el piloto de las islas, y se recrudece cuando Alonso aprovecha la mínima oportunidad para demostrar que sigue vivo en el campeonato.

El spygate no es la causa de los malos rollos en McLaren, muy al contrario, es la herramienta del chantaje que ejerce Mosley sobre Dennis, mejor dicho, la parte dura del chantaje que ya están ejecutando los medios ingleses sobre la británica desde primeros de año, intuyo que con Bernie detrás. El comisario Tony Scott Andrews no ha sido puesto por Max para que vigile la actividad de McLaren al respecto de la información que tiene sobre Ferrari, sino para velar que a Hamilton se le dé trato de favor sobre el español. Creer lo contrario es bastante moñas, y perdonadme que lo diga así.

Podría seguir y seguir pero prefiero invitaros a pensar en lo extraño que resulta que en lo más duro del combate (Ron y Fernando no se hablan desde Hungría), con las supuestas amenazas de Alonso al respecto del espionaje puestas sobre la mesa, Dennis insista una y otra vez, en septiembre, en que el asturiano se queda en McLaren porque tiene contrato vigente. ¿Para qué, y fundamentalmente: por qué? Si el español es un traidor que enrarece el ambiente del equipo y lo ha llevado al Tribunal Internacional, ése parecía el momento más adecuado para largarlo de Woking y quitarse de encima problema tan incómodo y severo.

FIA sancionará definitivamente a McLaren por el spygate. La excluye del Mundial y la condena a una multa. Casualidad o no, esto sucede inmediatamente después de la victoria de Fernando en Monza, y curiosamente, también, la sanción no se hace extensiva a los pilotos, circunstancia que, obviamente, perjudicará sobremanera a BMW-Sauber en su lucha con Ferrari en el Mundial de Constructores.

Os ahorro lo que opino sobre que se excluya a una escudería y se dejen intactas las opciones de sus conductores de cara al título. Parece de risa pero desgraciadamente no lo es. Yo diría que el interés de la FIA y la prensa británica era Hamilton, y que así se lo habían hecho saber a Ron Dennis por activa y por pasiva, incluso manu militari, incluso contaminando un Mundial.

En todo caso, después de Hungría Fernando endosa un parcial de 22 puntos a 17 a su compañero en tan sólo tres carreras y se sitúa a 2 de Lewis en la General a la salida de Spa-Francorchamps.

Y bien, la que abre esta entrada es, posiblemente, la instantánea más hijaputa que he visto en mi vida como aficionado a la Fórmula 1, y la que me viene inmediatamente a la cabeza cuando alguien relativiza lo que le sucedió a Fernando en 2007.

La imagen congela un accidente como tantos y tantos que hemos visto en directo o diferido. Corresponde al Gran Premio de Japón pero podría haberse dado en otro lugar. 

Un piloto con la aerodinámica de su coche dañada por el toque previo con otro conductor, lo gobierna bajo la lluvia, sobre asfalto mojado, ajeno a lo que se está jugando realmente. Nadie le avisa del peligro que está corriendo, nadie le dice que aminore la marcha, y en la vuelta 42, el monoplaza despega para estrellarse contra las protecciones, girar sobre sí mismo y quedar varado en mitad de la pista con él dentro...

Sinceramente desconozco si en McLaren no se atrevieron a exponerse a un nuevo lío instruyendo a su piloto sobre el riesgo que corría o si dejaron correr las cosas confiando en la suerte, pero lo cierto es que el accidente, pudiendo ser evitado, se consumó porque venía bien a los intereses de quienes movían el negocio y de aquellos otros que se alimentan de él. Eso es precisamente lo que me sigue aterrando de la coño fotografía.

Os leo.

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