Dadle dos vueltas a esto...

Estoy por pillarme un tambor tribal en Amazon para aprender a tocarlo este verano. No uno cualquiera, no, quiero uno grandote como el que usa Tu-Bardh Wilson.

No es por nada, pero seguimos hipnotizados con las chorradas de dos gandules, tres si contamos a Charlie, y el Gran Premio de Azerbaiyán nos ofreció momentazos protagonizados por dos tipejos a quienes se ha glorificado por ocupar plaza de guerrero sin serlo.

Y es que a pesar de que nos haya hecho mucha gracia la anécdota, la ameba de Antonio Lobato parecía cualquier cosa menos un tipo al que todo le importa un pijo, cuando avisado de que volvía al combate, reclamaba a sus mecánicos que le proporcionasen el tomakawk y el arco y las flechas...

Kimi no estaba de broma, Iceman quería luchar y lo gracioso de su prisa se debía a que iba totalmente en serio. Dadle dos vueltas a esto...

En el otro lado del campo de batalla alguien descubre que Stroll va segundo y clama por radio: ¡Cázalo!, y Valtteri se lanza a por él sin hacer preguntas, con la enseña de la estrella de tres puntas a los hombros y los dientes bien afilados. 

Lewis y Sebastian entienden entonces que ya es tarde para ellos pero se unen a la persecución demostrando que si se dejaran de bobadas darían espectáculo lo mismo. Y durante un puñado de vueltas los aficionados asistimos a eso que todo Dios entiende que es Fórmula 1: lobos a la carrera en una ratonera, a toda pastilla. Adrenalina en los habitáculos, concentración máxima porque los muros no perdonan. Un objetivo y tres poetas del volante haciendo aquello que les gusta y por lo que les pagan.

El de Nastola está en mejor posición y Hamilton reclama por radio que si no llega a Stroll al menos retenga a Vettel, aunque va a ser que no porque Bottas parece un berserker y ha recibido permiso para sacar un extra a su motor. El recorte por vuelta deja en pañales a quienes siguen pensando que ahí dentro todos juegan con las mismas armas, y el finlandés se acerca cada vez más al canadiense de Williams, giro a giro, con una frialdad que acojona. 

Última vuelta. Daniel resulta inalcanzable y Lance mantiene la segunda plaza, pero Valtteri viene como una exalación y no reducirá velocidad hasta dar la dentellada final a pocos metros del banderazo a cuadros. Stroll se queda sin regalo de Reyes, fin de la historia. El mismo domingo por la tarde todo vuelve a la normalidad: las estrellas a copar las portadas de noticias y los sobrevalorados a seguir pasando desapercibidos.

Dadle también dos vueltas a esto...

Os leo.