Por el título comprenderéis inmediatamente que lo mío no es el italiano, ni en grueso ni en finolis, pero qué más da, doy por bueno que me habéis entendido.
En fin. Hoy ha resultado un día bastante majete hasta que Luca Baldisserri me ha chafado la tarde. Íbamos bien. El elitismo me ha acusado de ser, desde este blog, una propaganda nociva para la Fórmula 1; de ser populista, de mostrarme obsesivo compulsivo con Pirelli, de no atender a razones que no han asomado las orejas durante la conversación. Y una aficionada que se dice tifosa, me ha demostrado a última hora que a demasiada gente le basta con hacerse un selfie con tal de aparecer disfrazada o disfrazado de rosso y que salga en él Michael Schumacher.
Milongas. Estampitas aparte, postureo que se llama ahora. Bajo esta piel que tantos y tantos se empeñan en que parezca un mar en calma chicha bajo la luz de la luna, frialdad, todo memoria y todo peces, todo a mí qué me importa si lo que me gusta es el deporte, lo que es decir no me gusta nada, las corrientes inferiores baten con fuerza los arrecifes y quien se juega un jamón a que Ferrari queda segunda en el Mundial soy yo. Precisamente yo.
Por fortuna no estoy solo. Hay por ahí tifosi que han comprendido que es hora de clavar el tacón de la bota en el barro, de apoyar en su contera el asta de la pica que apuntará al horizonte a treinta y cinco grados para que cuando vengan ellos a caballo se encuentren con que La Scuderia, como decía el otro día, tiene en nosotros más fuerza de la que imaginan sus rivales. Como una piña, eso es lo que nos distingue. Rosso, per sempre rosso! En la victoria y en la derrota.
No aspiro a que lo comprenda nadie. Entendedme. Si el asunto consiste en que te gustan todos los perros y no puedes abrazar a uno de ellos, a una en este caso, para decirle te quiero con toda mi alma, brujilla, sabiendo que cuando tengas un problema ella no precisará de mayores razones para defenderte, y que, a pesar de su tamaño, se enfrentará a quien sea o a lo que sea porque tú eres su mundo y la necesitas, huelga decir que no tenéis ni zorra idea de lo que se cuece en este balneario que llamamos vida.
Me apena que los elitistas se comporten como ramerillas y que determinados supporters se contenten con asistir como espectadores a los acontecimientos. Vettel me cae como el culo, no lo he ocultado jamás. Raikkonen me encanta. Arrivabene no. Pero siento que es hora de que apretemos los dientes y nos dejemos de Baldisserris y de ruido...
Nos van a caer hostias como panes y eso es lo más hermoso de todo. Quedan cuatro carreras, cuatro citas. Cuatro duelos. No hagáis caso del enemigo y susurrad con fuerza: Forza! Per sempre Forza! Noi siamo la vostra ultima riga!, y prepararos para lo peor mientras soñamos con lo mejor. Il Commendatore estaría orgulloso de nosotros, pero, con todos los respetos, es más importante ahora que seamos nosotros quienes nos sintamos orgullosos de no abandonar el barco.
Ma, che testicoli! Os leo.
Lo que Ferrari necesita es calma, la temporada esta siendo excepcionalmente difícil.
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