Por lo que se ve, la maldición de la poltrona también afecta a La Scuderia, y si ya es cansino aguantar en política que los presidentes y expresidentes anden ajustando cuentas como adolescentes en vez de mostrando sentido de Estado, en el caso de Maranello, el asunto resulta especialmente hiriente porque Ferrari siempre está por encima de los nombres que la componen, o eso dicen.
Bien es verdad que Sergio Marchionne parece más un elefante en cacharrería que un dirigente adecuado a la mítica. Pero hoy, cuando recordamos que hace exactamente 28 años que Enzo Ferrari nos abandonó, me cabe reflexionar si en el actual estado de cosas, el padrino no volverá de su bien merecido descanso para echar a golpes a tanto mercader como abunda en el templo de los tifosi, como hizo Jesucristo en el de Jerusalén. Voto a que si pudiera, lo haría...
Decía que Marchionne se las trae con abalorios. No le bastaba con coger el timón a finales de 2014 para llevar a la de Il Cavallino a un lugar que sólo él conoce. Necesitaba arrasar con el pasado, aniquilar a quienes podían hacerle sombra, acabar con sus estirpes a base de escupir, mentir y vilipendiar. Como Júpiter encabronado, Sergio devoró todo lo que encontró en Maranello, y claro está, a la hora de la verdad sólo existe un responsable, él, y lo cierto es que lo está llevando francamente mal.
Normal entonces, que al de Chieti le toque especialmente los pelendengues que el boloñés diga en público que prefiere no hablar mientras recuerda al primero, que las pocas flores que ha echado al personal de la escuadra en las últimas semanas, han recaído precisamente sobre la gente que contrató él y sobrevivió a la quema.
No obstante, queda feo, no, lo siguiente, que dos personalidades como Marchionne y Montezemolo lleven casi dos años enzarzados en este tipo de disputas, fundamentalmente porque Ferrari se resiente en todas las esferas, más si cabe, en la deportiva.
El enemigo sigue siendo el mismo: Bernard Charles Ecclestone, y está visto que con el británico no valen ni los baboseos políticamente correctos de Luca, ni el marcaje cuerpo a cuerpo impuesto por Sergio. Bernie tiene malas pulgas y una memoria prodigiosa, y si estuvo bien el cariño que dispensó a Ferrari a comienzos de la temporada pasada, Maranello no supo o pudo corresponderle, y el caso es que a día de hoy, la novia de Ecclestone se llama Red Bull.
Los tifosi sabemos de sobra qué significa eso, los que parecen no haberlo entendido son precisamente el expresidente y el presidente de La Scuderia, quienes en vez de cerrar filas alrededor de la idea común, prefieren andar midiéndose la herramienta en público por ver quién la tiene más grande y salerosa.
«Quiero que acabemos la temporada con honor», decía hace poco Marchionne. Yo sólo pido que aprendáis a cerrar la boca.
Os leo.
El Sr. Sergio Marccione es una mente brillante, sin duda. Yo diría que el momento de zozobra de Ferrari tiene mas que ver con las circunstancias acaecidas con Allison que de una mala gestión o planificación.
ResponderEliminarLo que más pena me da de todo esto, es que como tifosi que soy, no les veo capaces de hacer autocrítica, ver los problemas reales y centrarse en soluciones. Lo de echar balones fuera creo que ya ha quedado claro que no funciona. El primer cabeza de turco fue el propio Fernando. Luego, que si el asturiano no era tan malo, y la máquina roja necesitaba reinventarse. Luego, la famosa herencia. Sinceramente, si el panorama no cambia, no veo soluciones a corto plazo. Esta temporada ya la veo perdida desde Barcelona, pero si encima te pasa RB, no quiero ni pensar en la temporada que viene. Un saludito Jose y feliz verano!
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