No parece la mejor forma de comenzar unas vacaciones, pero he escuchado tambores de guerra y me he dicho: ¡José Antonio, te llaman...!
No me gustan los matones de guardería y mucho menos que exista quien se siente con la posesión de la verdad y decide comenzar a meter los cojones en la boca del personal.
Que alguien como Pablo de Villota afee a un tuitero en Twitter porque se refiere a Ecclestone como «viejo», es preocupante, aunque en el fondo, resulte poco menos que un ejercicio inútil que encierra una ingenuidad infantil. Porque a Bernie todo esto se la sopla; porque no se pueden poner puertas al campo; porque lo único que le queda al vulgo ante lo que representa el británico, es hacer mofa y escarnio si puede, que ya nos dijo él que de preferir, pasa de nuestro culo y se queda con el de un setentón que compre Rolex; y sobre todo, porque la del pajarito es una herramienta demasiado volátil como para tomársela en serio.
Es más grave, o me lo parece, que un comentarista como Raimon Duran señale como tendenciosa una encuesta en el mismo medio, que pregunta qué te harta de la Fórmula 1...
No he participado, que conste. Tengo un blog y aquí vomito lo que me viene en gana, mis infinitos hartazgos. También pongo épica cuando me apetece, no todo iba a ser malo.
Y en días como hoy, por ejemplo, abandono mi bien merecido descanso para decirle a esta gente que lleva tiempo haciendo la guerra por su cuenta en el bando equivocado, que no valen sus maneras ni sus argumentos.
No, no vale, queridos, que no hayáis sido capaces de explicar a la plebe los infinitos beneficios que supone que Bernie beneficie lo que representáis. Tampoco vale que cada vez que nos quejamos de algo, los de vuestra altura nos vengan con que de esto hay que saber antes de opinar, que es muy complicado, que hay que traer propuestas, que hay que vivirlo para poder hablar, que hay que pisar los circuitos o estar 10 años dentro de una escudería para poder criticar... ¡Joder, muy caro lo habéis puesto!
Pero a lo que vamos. La Fórmula 1 es fundamentalmente un espectáculo —en esto puedo dar por seguro que coincidimos—, y el caso que como función no satisface al personal ni aunque se haya marchado Antonio Lobato o Fernando ande dando tumbos por los asfaltos de Dios.
A Movistar F1 no le salen las cuentas y los posibles patrocinadores se lo piensan seis o siete veces antes de comenzar a valorar si se meten, o no, en un fangal en el que todo el mundo parece estar de uñas ante un formato deportivo que en vez de arrastrar masas, las expulsa de las televisiones y circuitos de medio mundo.
Y durante este tiempo en que los aficionados íbamos viendo hacia dónde nos caíamos, vosotros, corazones, no habéis movido un puto dedo por evitarlo.
El elitismo era la salvación a todos los males... Pues bien, el elitismo ya ha llegado, pero resulta que la mayoría, legos y entendidos, sigue sin entender nada (según vosotros) o mirando de reojo, y en vez de explicárnoslo, seguís erre que erre con que callemos o modífiquemos nuestros hábitos.
¿Queréis una encuesta que alabe la Fórmula 1? Hacedla, por Dios, es sumamente sencillo.
¿Consideráis que es una falta de respeto llamar viejo a Bernie? Tenéis mil herramientas con las que aclararnos por qué deberíamos besar los pies de un individuo que hace y deshace a su antojo en la F1, que dice que le gustan las dictaduras, que borra el trabajo de los youtubers, que elimina las evidencias molestas, que se mantuvo equidistante en lo de Jules o mandó a los pilotos a homenajear a María en un box vacío, que considera a los aficionados como vulgares consumidores sin criterio, y que cuando puede, afirma sin sonrojarse que le importamos un pimiento.
Bernie juega en casa. En realidad, lo hace porque abundan los árbitros caseros, aunque para el caso: patatas.
Os leo.
Coño, Jose, de vacaciones estás de un apaciguao que no veas, jajaja...
ResponderEliminar¿Cómo no meterse con La Bruja si es el MAL sentado en la cúspide de la estafa piramidal que es este espectáculo de nuestros corazones?
Un abrazo y a disfrutar, que yo en breve seguiré tu ejemplo de sosiego y bonanza en el talante. En breve, porque por ahora, entre el curro y los del circo (y he de meter al pollas de Nico aquí, mal que me pese) tengo una "jartura"...
ABB
Hace no mucho, creo que fue Tadeo, y si no fue él pido perdón, dijo que cabreado escribes mucho mejor. ¡Pedazo artículo te ha salido!
ResponderEliminarNo he escrito cuando comentabas lo del reglamento y su aplicación, porque en el fondo guaitin no es más que el siervo, la correa de transmisión de este otro tipejo del que hablas hoy. El domingo pasado se leía en misa la parábola del rico necio, pues eso, aquí tenemos al perfecto modelo!
Abrazote y disfruta, que el verano en Górliz es una maravilla!!!
“...que callemos o modifiquemos nuestros hábitos.”
ResponderEliminarPor no decir: ¡desapareced malditos!
¿Explicarnos algo a la plebe?..., puede, pero siempre recordándonos a cada momento la largura de sus currículos. Hay un selecto club de aficionados a la Formula 1 en este país a los que hay que dorarles la píldora por cada una de las grandilocuentes y pedantes frases con que nos premian, sino quedarás condenado al exilio porque jamás merecerás siquiera la etiqueta de “aficionadillo”. Primero habrá que comulgar con sus postulados, si osas ir en contra sacarán sus credenciales, si cometes un error no dudarán en sacarte los colores públicamente; si resulta que opinas diferente, dirán que la Formula 1 es un ente muy complejo para que lo entiendas. Vamos, que de todas las maneras nos mandarán a barrer la playa sino nos arrodillamos como mínimo.
Podríamos correr peor suerte en el caso de toparnos con alguno de los innumerables satélites que orbitan alrededor del selecto club y que siendo menos finos nos soltaran un contundente: “no tienes ni puta idea” o harán referencia a otras etiquetas de sobra conocidas. Satélites, que por otra parte son aspirantes a recibir el carnet de autentico aficionado o los afortunados que ya lo poseen, podrán soñar algún día con formar parte del selecto club. Eso si, ninguno cometerá el error de equivocarse de objetivo.
A principios de año, me sonaba raro tanto entusiasmo por la llegada de la exclusividad en lo que a la F1 y la televisión se refiere. El selecto club de aficionados por fin contaba con un canal a su medida que iba a ser equidistante, con su mismo lenguaje, que iba a tono con el negocio de Bernie; ya que se intuía que el pase usted por caja y la exclusividad acarrearían numerosas bajas. Pero los que hemos sobrevivido a la criba y todavía estamos aquí, seguimos siendo una incomodidad. Nos seguirán recordando hasta la saciedad que llevan mucho más tiempo, que vinieron antes y que no somos dignos de ver este espectáculo, muchos menos de ser catalogados como auténticos aficionados (me importa un pimiento).
Desconozco si este país volverá a ser un desierto para la Formula 1 en cuanto al mercado de la televisión, si volverá a ser un “deporte” secundario con muy pocas reseñas en los medios. Si ese día vuelve a llegar estará lleno de festejos, se lanzarán fuegos artificiales y habrá verbena en la plaza mayor.
Jose, aprovecho para felicitarte a ti y a tu maravilloso blog. Casi 2900 entradas y 9 años, llegué tarde pero al menos llegué.
Un abrazote.
El tema de la afición a la F1 ha sido desde hace unos años (en que un tal Alonso empezó a ganar carreras) un tema peliagudo. Reconozco que yo, que llevaba años siguiendo la F1, me indignaba cuando escuchaba a los nuevos aficionados opinando de neumáticos como si fuesen ingenieros, cuando yo ni siquiera entendía exactamente muchas cosas.
ResponderEliminarPero poco a poco comprendí que gracias a esa nueva afición, en España se le ha dado una importancia y cobertura informativa a la F1 como jamás se había conocido... y eso nos interesaba. Ahora que ALO ya no gana, todo vuelve a su sitio y la afición disminuye exponencialmente (igual que aumentó) y más aún si hay que pagar para ver carreras.
Pero respecto a los miembros del sanedrín de la F1, aquellos que se erigen como los únicos capaces de opinar, les recordaría que hay un deporte en el que se dan patadas a un balón y que pueden ir a la barra de cualquier bar un lunes cualquiera del año (excepto en verano) y escucharán a gente que no entiende de entrenamiento, lesiones musculares, estrategia de defensa o ataque, arbitraje... opinar con grandilocuencia de cómo debía haber jugado su equipo, la mejor distribución sobre el campo (que si 4-4-2, que si 3-4-2-1...), sentenciar lo mal que lo hizo el árbrito (porque les perjudicó, claro) o valorar la calidad de algún jugador "paquete" cuando ellos no podrían correr ni 20 metros sin desfallecer en el intento.
¿Y qué? La afición es eso, seguidores que disfrutan, sufren y lloran por algo que no les va a perjudicar ni beneficiar absolutamente nada en sus vidas, pero que les genera pasión y les hace sentirse pletóricos ante el triunfo y hundidos ante el fracaso. Y eso mueve millones...
Los entendidos y mandamases deberían ser menos elitistas y aprender que cuantos más aficionados (aunque seamos pobres incultos), muchísimo mejor para el deporte... y el negocio...