En casa de la marioneta

La carrera de hoy ha sido un prefecto truño, pero, en cambio, me lo he pasado pipa, fundamentalmente porque me encandila hacer de voyeur con los que señalan los costurones de los demás...

Rosberg ha salido mal y le han robado la cartera los Red Bull, pues su compañero simplemente ha salido sólo un poquito mejor. Los Mercedes AMG siguen teniendo su asignatura pendiente en las arrancadas y la situación se ha visto agravada a partir del Gran Premio de Bélgica del año pasado, cuando la FIA decidió que los pilotos se enfrentaran sin la ayuda de sus ingenieros a esta fase crucial de la prueba. 

No obstante, y por aquello de que me muevo más por sensaciones más que por otras cosas —razón por la cual tengo muchos menos seguidores en Twitter que mi competencia—, me he tomado la libertad de valorar las salidas de los de Brackley desde el comienzo de 2014 a esta parte, aunque confieso que he desistido de mi empeño cuando he comprobado que mi instinto no fallaba en absoluto: Hamilton ha arrancado peor que Rosberg muchas más veces, incluso en 2015... En todo caso, podéis echar las cuentas vosotros mismos por si me equivoco.

En lo referente a 2016, Lewis (poleman) perdía la cartera frente a Vettel y Rosberg en Australia. En Bahrein, la perdía frente a su compañero alemán. En China y en Rusia la había perdido de antemano.

En España la volvía a perder ante el hijo de Keke Rosberg, y trató de recuperarla con funestas consecuencias, como sabemos. En Mónaco no hubo oportunidad de perder nada, la salida se daba bajo Safety Car. En Canadá, ante la posibilidad de que Nico se la robara, el de Tewin reaccionó como un perfecto cabroncete y la retuvo. En Bakú, tampoco hubo oportunidad de perderla porque el británico salía a tomar por el saco. En Austria... ¡demontres, el hijo de Anthony la mantuvo sin problemas! El Gran Bretaña, Safety Car de nuevo... En Hungría Roberg la perdió, y hoy, en Alemania, también...

No voy a sacar conclusiones sobre ese espinoso asunto que parecen sortear los expertos a favor del ufológico ingrediente psicológico que convierte a Lewis en un león y a Nico en un cordero en cuanto a Hamilton le salen las cuentas, y que bajo mi humilde punto de vista pasaría por meter en la ecuación las arrancadas sobresalientes de los Red Bull en las dos últimas pruebas. Pero en fin, doctores tiene la Iglesia y como decía más arriba, el número de seguidores de mi Twitter delata que a lo peor veo la Fórmula 1 con el prisma inadecuado, que podría ser.

Nico sale mal, los Red Bull se le echan encima y se defiende como puede —con notable alto, diría yo—, y Lewis sale beneficiado de todo ello para poner tierra de por medio y no despeinarse durante toda la carrera, porque para colmo de males, Brackley le casca a su piloto alemán un primer pitstop de juzgado de guardia y le hace perder, además, 3 segundos extra durante el cumplimiento de la sanción que le mete el mismo Charlie Whiting que estaba mirando para otro lado hace dos años, ante peores infringimientos del reglamento aunque con distinto protagonista [Mad Max Hamilton].

Pero a lo que vamos. ¿Qué cojones de mérito tiene machacar en su casa a un tipo del que todos dicen que es una marioneta, un segundón? ¡No lo veo, pardiez, no lo veo! Y si hay que meterse algo o fumar algo o beber algo para verlo, ¡coño, mola. Yo también quiero!

Os leo.