Fernando sigue estando en el candelero aunque se arrastre por los circuitos, como afirman algunos.
Y es así porque por encima de sus títulos, a día de hoy, el asturiano es uno de los pocos héroes que le quedan a la Fórmula 1. Podemos negarlo una o mil veces, que no cambiará nada: Alonso es noticia siempre porque sin ayudas o a contracorriente, todos sabemos que es capaz de dar un zarpazo en el instante menos esperado —esto lo saben incluso los que le vapulean cuando parece estar en el suelo, y por supuesto, tambien los que aprovechan la más mínima brisa para vender una buena remontada...
Pero por fortuna escribo mucho y con el paso de los años me he ido calmando en mis míticos arranques, lo que me anima a poner un enlace a una entrada escrita hace meses en vez de saltar a la yugular de los abundantes vendeburras que surgen ahora, por ejemplo, cuando el futuro de McLaren parece un poquito más diáfano que hace unas semanas.
No temáis, tenéis suficientes etiquetas en el lateral de este blog como para comprobar por vosotros mismos que no voy de farol en esto. Lo he dicho en SafetyCast y lo he escrito centenares de veces: el año bueno para Fernando es 2017, y que yo sepa, todavía estamos en 2016, de manera que reitero lo de siempre: los buenos proyectos llevan mucho tiempo a la hora de hacerse adecuadamente, y, desgraciadamente, en Fórmula 1 sólo hay atajos para unos pocos elegidos.
Los milagros no existen, el tiempo es un fabuloso aliado, y el paso de éste nos recalca con insistencia que la única forma de enfrentarse a Mercedes AMG era inventando algo nuevo. McLaren y Honda están en ello, y haríamos mal observando el panorama actual en términos de lo ya conocido.
Se ha avanzado mucho y todavía queda mucho más por desarrollar, pero hay que entender también el contexto en que se desenvuelven las cosas, el terreno que pisan Woking y Sakura.
Bernie quiere más fabricantes en la Fórmula 1, pero quitémonos la venda de los ojos: eso no interesa ni a Mercedes-Benz, ni a Ferrari ni a Renault, de manera que cuando entra Honda en liza, las tres primeras rompen directamente las piernas a la japonesa en 2015 con la mandanga de que llevaba ventaja porque llegaba un año más tarde. Era mentira, y los 9 tokens servían para lo que servían.
Estamos por tanto, en la segunda temporada de un proyecto que tiene más enemigos que margen de maniobra, y lo lidera un asturiano. El reto que asumía Sebastian al llegar a Ferrari se ha quedado pequeño, minúsculo, ante el que lleva entre manos nuestro compatriota, razón por la cual, sin admitir de qué va realmente el asunto, todo el mundo habla del Nano, bien para anunciar su retirada inminente, bien para atisbar que hay luz al final del túnel.
Y el caso es que con tanta tinta derramada, alguno habrá que algún día acertará en sus estimaciones y nos dirá luego que ya lo dijo... Esto también es mentira.
Me voy a inventar algo: Alonso firmó hace poco con Porsche para disputar las 24 Horas de Le Mans 2018, con posibilidad de disputar el calendario WEC al completo con la de Stuttgart si 2017 en F1 no le divierte, y puesto que sabemos de sobra qué es lo que le divierte, se podrían echar algunas cuentas. A lo mejor yo también acierto.
Os leo.
Y es así porque por encima de sus títulos, a día de hoy, el asturiano es uno de los pocos héroes que le quedan a la Fórmula 1. Podemos negarlo una o mil veces, que no cambiará nada: Alonso es noticia siempre porque sin ayudas o a contracorriente, todos sabemos que es capaz de dar un zarpazo en el instante menos esperado —esto lo saben incluso los que le vapulean cuando parece estar en el suelo, y por supuesto, tambien los que aprovechan la más mínima brisa para vender una buena remontada...
Pero por fortuna escribo mucho y con el paso de los años me he ido calmando en mis míticos arranques, lo que me anima a poner un enlace a una entrada escrita hace meses en vez de saltar a la yugular de los abundantes vendeburras que surgen ahora, por ejemplo, cuando el futuro de McLaren parece un poquito más diáfano que hace unas semanas.
No temáis, tenéis suficientes etiquetas en el lateral de este blog como para comprobar por vosotros mismos que no voy de farol en esto. Lo he dicho en SafetyCast y lo he escrito centenares de veces: el año bueno para Fernando es 2017, y que yo sepa, todavía estamos en 2016, de manera que reitero lo de siempre: los buenos proyectos llevan mucho tiempo a la hora de hacerse adecuadamente, y, desgraciadamente, en Fórmula 1 sólo hay atajos para unos pocos elegidos.
Los milagros no existen, el tiempo es un fabuloso aliado, y el paso de éste nos recalca con insistencia que la única forma de enfrentarse a Mercedes AMG era inventando algo nuevo. McLaren y Honda están en ello, y haríamos mal observando el panorama actual en términos de lo ya conocido.
Se ha avanzado mucho y todavía queda mucho más por desarrollar, pero hay que entender también el contexto en que se desenvuelven las cosas, el terreno que pisan Woking y Sakura.
Bernie quiere más fabricantes en la Fórmula 1, pero quitémonos la venda de los ojos: eso no interesa ni a Mercedes-Benz, ni a Ferrari ni a Renault, de manera que cuando entra Honda en liza, las tres primeras rompen directamente las piernas a la japonesa en 2015 con la mandanga de que llevaba ventaja porque llegaba un año más tarde. Era mentira, y los 9 tokens servían para lo que servían.
Estamos por tanto, en la segunda temporada de un proyecto que tiene más enemigos que margen de maniobra, y lo lidera un asturiano. El reto que asumía Sebastian al llegar a Ferrari se ha quedado pequeño, minúsculo, ante el que lleva entre manos nuestro compatriota, razón por la cual, sin admitir de qué va realmente el asunto, todo el mundo habla del Nano, bien para anunciar su retirada inminente, bien para atisbar que hay luz al final del túnel.
Y el caso es que con tanta tinta derramada, alguno habrá que algún día acertará en sus estimaciones y nos dirá luego que ya lo dijo... Esto también es mentira.
Me voy a inventar algo: Alonso firmó hace poco con Porsche para disputar las 24 Horas de Le Mans 2018, con posibilidad de disputar el calendario WEC al completo con la de Stuttgart si 2017 en F1 no le divierte, y puesto que sabemos de sobra qué es lo que le divierte, se podrían echar algunas cuentas. A lo mejor yo también acierto.
Os leo.
En 2017, a igualdad de motores (con Renault ya recuperada, Honda casi, Mercedes en su línea, y Ferrari a la espera de resolver sus problemas de fiabilidad, que correr, ya han demostrado que corren), sin los malditos tokens, y con, supongo, menos restricciones en cuanto a gasto de combustible, lo importante, lo que marcará la diferencia, será la aerodinámica; ruedas más anchas, chásis más ancho, nuevas cotas en los alerones... E interpretando de manera sublime el nuevo reglamento, ¡tachaaaan!: Newey en Red Bull. Así que, está mal que lo diga un alonsista (ahí me duele, y bien que me gustaría equivocarme en favor de McLaren), pero mucho me temo que será el año de Heineken... estooooo, quería decir: ¡de Verstappen!
ResponderEliminarRed Bull y Mercedes se arrastraron bastante antes de ser competitivos, cosa que lograron aprovechando las ventajas de un cambio de reglamento. ¿Puede ser el caso de Mclaren? Puede ser. Lo cierto es que se ha mejorado cantidades con respecto al año pasado y nada parece indicar que esto va a ser diferente en lo que queda del año y en 2017. Esperar a ver.
ResponderEliminarYo también creo que 2017 es el año de Alonso. Me ha llamado la atención lo que has escrito en twitter sobre Alonso y el simulador. A él se le ve optimista y para nada desmoralizado.
ResponderEliminarCreo, además, que 2017, con los cambios que se avecinan -1.000 cv, mayor carga aerodinámica, neumáticos más anchos, etc- va a ser el año de "los viejos pilotos". Quiero decir: de la plantilla actual sólo cuatro pilotos han conducido aquellas bestias de 10 cilindros que distinguían a los hombres de los niños y que llevaban al piloto a la extenuación al final de un GP como Mónaco. Son Kimi, Button, Massa y Alonso. Cierto que la electrónica ha cambiado mucho desde entonces para suavizar la conducción, pero ahora, a diferencia de aquella época, no está permitido, por ejemplo, el control de tracción. Creo que el año que viene va a ser un reseteo de la F1 y nos llevaremos algunas sorpresas con algunos pilotos. Ya digo, estoy casi seguro de que veremos reverdecer los laureles de los "viejos" y quizás algún niño con talento tenga que aprender a conducir de nuevo.
Es más: que Ferrari siga apostando por Kimi y McLaren (o Williams) por Button en vez de mandarles al retiro es porque creen que sabrán sacar partido desde el primer día a los nuevos monoplazas.
A mí también me gustaría que 2017 fuera el año de Fernando; por qué no de un nuevo título mundial. Honestamente creo que se lo merece luego de aciagos años en McL ("temporada 1"), Ferrari, y McL ("segundo libro de la saga"). A priori pareciera ser de esos que, como Tarzán, se arroja al ruedo contra el cocodrilo con el cuchillo entre los dientes.
ResponderEliminarAún así no me atrevo a afirmarlo. Por presupuesto y capacidad técnica deberían andar bien, evidentemente. Pero la F1 ha demostrado ser un libro de sorpresas, donde escuadras netamente triunfadoras se vuelven en poco tiempo de la mitad del pelotón (Williams), escuadras ricas se arrastran por la pista (Toyota), escuardas por las que nadie daba un céntimo tienen una "interpretación creativa del reglamento" y se cuelan en el mundial (BrownGP); solamente tomando ejemplos recientes. Si viéramos cómo fue que Ferrari ganaba aquella carrera en Silverstone contra los todopoderosos Alfa Romeo (y desde allí para acá tantos otros) podríamos agregar muchos a la lista.
Resumiendo: Claramente puede pasar que 2017 sea el año de Fernando y McL-H, pero no demos nada por sentado aún.