Sabéis de sobra que me las pinto solo para hacer amigos... Eso de ser crítico con la fe que se dice profesar no es muy del gusto de los talibanes, ni de los otros, qué carajo. Uno afirma que es tifoso, por ejemplo, y en seguida le sale al paso un tropel de personajes de diferente calaña que solicitan la carta de acreditación, como si no bastara con sentirlo.
Esto se siente, no se razona, ni se explora ni se proyecta. Ser rosso es como ser del Athletic de Bilbao: un sí por mis cogieron, un sí sin explicación, un sí bruto y neto a la vez. Sabes que vas a estar ahí como un condenado, mordiendo el polvo o alardeando en las victorias. Empujando, comprendiendo; asumiendo que el mundo no es perfecto pero sabiendo que con La Scuderia siempre es posible soñar.
Y entonces llegan los de la acreditación y te dicen que ellos, o ellas, pueden recitar los nueve campeones del mundo que han conseguido su título con la de Il Cavallino... ¡Ahí, enseñando las herrumbres! Y te hablan de filosofía y tradición como si tú acabases de nacer...
Bobos. Esos nueve nombres tienen una cosa en común que pasa desapercibida en el conteo, incluso para los que sacan pecho a cuenta de esta pequeñez numérica, porque se mire como se mire, nueve son poco para lo que se supone que es Ferrari. Y es que el quid no está en la cantidad, sino en que La Scuderia los elevó en estatura como conductores, no porque ganaran sobre coches rojos, que también, sino porque su paso por Maranello los hizo más grandes de lo que habían sido o soñaron ser jamás.
Alberto Ascari (1952 y 53), Mike Hawthorn (1958), Phil Hill (1961), John Surtees (1964), Niki Lauda (1975 y 77), Jody Scheckter (1979) y Kimi Raikkonen (2007), comparten la circunstancia de que no habían ganado un mundial de coches hasta que pisaron la casa de Enzo. La máquina por encima del individuo que la pilota, ya sabéis. Il Commendatore y sus cosas: el escudo de Baracca os hará gigantes entre los hombres y los bardos compondrán versos para que seáis recordados por los siglos de los siglos...
Quedan dos. El Chueco (1956) y Michael (2000 a 2004, consecutivos), y a pesar de lo que puede parecer a primera vista ya que ambos habían triunfado antes en otras escuderías, Ferrari también cumplió con ellos y con su auténtica esencia, ésa que olvidan los memos con sus tonterías.
Juan Manuel Fangio se quedaba huérfano de escudería con tres coronas bajo el brazo, debido a que Mercedes-Benz decidió retirarse de la competición tras el desastre protagonizado por Pierre Levegh en Le Mans de 1955, cuando el piloto parisino y casi un centenar de espectadores perdían la vida en la mítica prueba francesa.
Ferrari recogía y amparaba al de Balcarce. Aquí está la gesta.
Enzo y el argentino no hicieron buenas migas durante aquella temporada. Fue tormentosa para ambos. Se separaron al final, pero entretanto, se había materializado la profecía que alentaba el proyecto italiano: el austral extendía su leyenda gracias a la rossa, a sus coches, y en 1956 se coronaba campeón mundial por tercera vez consecutiva y cuarta en su carrera profesional gracias a Ferrari.
Ferrari recogía y amparaba al de Balcarce. Aquí está la gesta.
Enzo y el argentino no hicieron buenas migas durante aquella temporada. Fue tormentosa para ambos. Se separaron al final, pero entretanto, se había materializado la profecía que alentaba el proyecto italiano: el austral extendía su leyenda gracias a la rossa, a sus coches, y en 1956 se coronaba campeón mundial por tercera vez consecutiva y cuarta en su carrera profesional gracias a Ferrari.
Michael Schumacher ya era bicampeón cuando se vistió de rosso. Enzo no estaba entre nosotros pero Luca Cordero di Montezemolo conocía bien de qué iba la historia. El reto era importante. Había que borrar los años de sequía e igualar o batir a Fangio para certificar que La Scuderia seguía viva. Y lo hizo. En 2002, Michael empataba a coronas con Fangio, y a partir de ese momento, la cosa consistió en sumar y sumar...
Siete mundiales en total que es dudoso que se repitan...
Siete mundiales en total que es dudoso que se repitan...
A eso se enfrentaba Fernando en 2010 y se enfrenta ahora Sebastian, pero si hace seis años el asunto parecía medianamente asequible, hoy roza lo imposible.
Esta Fórmula 1 no es aquella ni aquella otra. La glotonería de Montezemolo y Bernie ha puesto el listón demasiado alto incluso para Marchionne o para un viejo tifoso como yo, al que le piden credenciales. Cómo no ser crítico ante la sensación de que la historia no puede volver a repetirse con los mimbres actuales, sencillamente porque el deporte no lo aguantaría.
Os leo.
Los que no aguantarían ver ganar a Vettel en Ferari sería la Alonsada, es lógico que no quieras que Ferari gané mientras este él ahí. Se te ve el plumero, no eres un verdadero tifosi o me vas a decir que apoyas a los pilotos actuales de Ferrari y desea verlos ganar. No me lo creo. Se que no vas a publicar este comentario pero me conforma que sólo lo leas.
ResponderEliminarYa ves que lo he publicado ;)
ResponderEliminarPero ya en harina... La entrada va de explicar cuál es el mita que rodea a La Scuderia independientemente de los nombres que la componen. Si a ti te complace que un tipo que nos ha barrido de las pistas durante cuatro años consecutivos ahora forme parte de ella, por mí está bien.
Otra cosa es que como digo en la entrada, Vettel no tiene tiempo ni margen para emular a Michael, es decir: que lo lleva crudo.
Y por cierto, «tifosi» es plural. Yo soy «tifoso» aunque no te guste ;)
Un abrazo
Jose
Pero Vettel lo ha dicho por activa y por pasiva que él no quiere ni está interesado en emular lo que hizo Schumi, eso son cosas de la prensa, que ve el misticismo de que Vettel emule lo de Schumi, creemos que las opiniones de la prensa son las propias opiniones de los pilotos, y luego criticamos a los pilotos por opiniones que ni siquiera ellos piensan, lo que diga la prensa no hay que tomarlo como la realidad de las cosas porque publican lo que les conviene y alteran la mente colectiva para su favor. Por ejemplo por qué hay tantos Antivettel y AntiHamilton en España??, pues es lógico porque fueron los rivales de Alonso y la prensa tenía que ensalzar a su ídolo, ídolo que había llevado al éxito a periodistas deportivos antes desconocidos como Lobato, Miquel y Franco, y la mejor forma de ensalzar a alguien es menospreciar al rival y eso cala en los aficionados y en los seguidores de F1 españoles a niveles casi enfermizos y hasta racistas como en 2007 algo totalmente repugnante, leyendo entradas antiguas de 2009 y 2008 de esta mismo blog, me sorprende todas las virtudes y gloriosas habilidades de Vettel q tu mismo destacaste, en esa época Vettel era un chico simpatico que caía bien, pero como se convirtió de la noche a la mañana en el rival a batir, de igual manera se convirtió en el ogro niñato engreído, en un piloto malo que sólo ganaba por el coche, esa era la historia perfecta para que los aficionados Alonsistas se sintieran conformes ante la falta de éxitos de su ídolo, Por eso yo veo la realidad en las palabras de los pilotos, lo que se ve en pista y en los números, lo demás son puras mierdas!
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarDavid, es que la entrada no va de Vettel. Eres tú quien se ha empeñado en hablar del alemán, así que intuyo que puede llamarte «vettelista» más que «tifoso».
Pero como insistes en insultarnos, te diré que a lo peor te informas en lugares inadecuados: en España hay «antis» como en todo el mundo, pero los «vettelistas» no sabéis ver más allá de vuestra nariz y necesitáis hablar de «antivettelismo» para justificar que Sebastian no convence, y no sólo aquí, en otros muchos lugares, incluso en su país, que ha perdido el Gran Premio de Alemania durante 2015.
Dicho cual, como te dije el otro día: si a ti te convence me parece de perlas, amigo, pero la próxima vez que aparezcas hablando en ese tono de «alonsada» o «alonsismo», no te publico el comentario, entre otras cosas porque aquí hay mucha gente a la que le gusta Kimi, Lewis, Nico, Jenson, etcétera, etcétera, entre la que me incluyo.
Jose