lunes, 22 de febrero de 2016

[Haas VF-16] Setenta hombres van...


Setenta hombres, pongamos por caso que ingenieros todos ellos, se presentan un día en la sede de un equipo que pretende comenzar a competir en la Fórmula 1, y le ayudan a instalar la unidad propulsora del fabricante que les pagaba hasta ese preciso momento. A partir de ahí, la escudería beneficiada por  acto tan generoso, corre nominalmente con los gastos...

Los setenta hombres de antes tienen acceso sin límite de horas a pruebas de túnel de viento, a horas de ordenador y a todo aquello que se presuponga que tiene que hacer una escuadra nueva para poner en marcha un proyecto a base de horas, porque al no pertenecer a la parrilla propiamente dicha, no la atañen los límites reglamentarios establecidos por la FIA para estos menesteres.

Estos setenta hombres acaban su faena, la empresa B rescinde sus contratos pero en vez de irse a casa, vuelven a ser contratados por la empresa A, de manera que no es ninguna casualidad que el Haas VF-16 y el Ferrari SF16-H se parezcan casi como dos gotas de agua. Sí, A y B son Ferrari y Haas, respectivamente.

Dejando de lado que la operación llevada a cabo la campaña pasada forma parte de esas cosillas graciosas que tiene la normativa —Maranello ha sabido utilizarlas con torería y valor para recortar distancias con Mercedes AMG, con política, que dirían algunos—, la cosa no deja de tener su gracia porque a uno, a mí en este caso, le cabe la pregunta de si no se lo podían haber currado un poquito mejor en vez de dar el cante, amén de obligarnos a los aficionados a jugar a las siete diferencias.

En fin, se ve que importaba un pimiento que se notara que Ferrari ha trabajado durante 2015 en su coche de 2016 en casa de Haas, y que como forma de corresponder a la norteamericana, le haya dejado un vehículo bien proyectado que seguramente, beberá de la experiencia obtenida por la unidad de potencia Tipo 059/4 en el SF15T del año pasado, tanto en rendimiento neto como en cuidado de neumáticos y esas cosas.

Con razón aventuraba yo en diciembre pasado, que Sauber iba a perder su estatus de cliente premium de La Scuderia en favor de Haas [Sauber. La falta de confianza se paga]. 


Dicho lo cual, el VF-16 es resultón, para qué negarlo. Entre sus diferencias con el SF16-H se encuentra una zaga con un enfoque de salidas de calor más inclinada hacia el difusor que en el caso del coche italiano, lo que a su vez obliga a que el rake (inclinación del suelo en orden de marcha) se antoje más agudo a primera vista, y nos insinúa de paso, que la unidad de potencia que suministra Maranello a la americana va algo más escasa de caballos que la oficial.

Configuración convencional de suspensiones: push-rod delante y pull-rod detrás. Nose inclinada y corta (tipo Williams) que presenta un abultamiento o jiba en la zona de intersección con la parte anterior del cuerpo de la carrocería que alberga la célula de seguridad. Pontones bien torneados, que enfatizan el cuidado que se ha puesto en que los caudales laterales lleguen con las menores interferencias posibles a la parte terminal del vehículo para alimentar el difusor, vaciando de paso el fondo plano...

Elegante de líneas y de librea —la combinación de plata, negro y rojo siempre da muy buenos resultados—, el VF-16 parece enfocado a ganar terreno en las rectas más que en las curvas, planteamiento totalmente lógico por otra parte, ya que el fuerte de los coches que van propulsados por la estrella de tres puntas, van más pesadotes en las primeras que en las segundas, con lo cual, se podría decir a vuelapluma, que va a estar fácilmente en la zona de puntos, disputando el terreno a Force India y Toro Rosso salvo que Renault haya guardado algún as en su manga.

Setenta hombres van tras el cofre del muerto. Ron, ron, ron, la botella de ron...

Os leo.

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