—Est-ce quand vous en arrivez là que vous commencez à penser en portugais?
—Oui, c'est vrai... On peut arriver à un point où on commence à se sentir un peu vulnérable. Trop vulnérable, disons. Aussi, pour fermer cette porte, il faut revenir à l'essentiel.
Hoy es impensable una conversación así. Quien pregunta es Denis Jenkinson y quien responde, Ayrton Senna. Al periodista le interesa indagar en el proceso mental que gobierna durante la fase de calificación, el cerebro de un pura sangre como el brasileño. El piloto responde con absoluta sinceridad porque la entrevista para la revista Autocourse resulta un juego estimulante.
Transcurría 1990. Todo era diferente aunque no tanto, y la Fórmula 1 era muy similar a la de ahora, aunque en el fondo, era radicalmente distinta porque al conductor de monoplazas se le tenía por un ser especial ante el cual, merecía la pena rendirse.
Desgraciadamente vivimos otros tiempos, en los que lo adecuado para la prensa es conocer cuánto pesa la cadena de oro que lleva al cuello el vigente campeón del mundo, qué color es el preferido de Checo Pérez, si Kimi sonríe o no, dónde pasa las vacaciones Alonso o si Nico es superfeliz en su matrimonio.
Si querer o queriendo, se ha dilapidado la parte más hermosa de nuestra herencia deportiva en favor de una faceta técnica que explicándolo todo —al menos sobre el papel—, termina por no aclarar nada. Nuestro mundo es monoplaza, estrategia, neumáticos, equipo, pero quien pone alma al conjunto de todo eso cada domingo de carrera o sábado de calificación, es ahora poco menos que un florero.
—¿Cuando llega allí es cuando comienza a pensar en portugués?
—Cierto... Se puede llegar a un punto en el que uno comienza a sentirse un poco vulnerable. Demasiado, digamos. Así que para cerrar esa posibilidad, hay que volver a lo esencial.
Jenkinson sabe que Senna piensa en inglés a la hora de mejorar el rendimiento de su vehículo, porque es en ese idioma con el que se comunica con los mecánicos de McLaren. Conoce también que el paulista, cuando busca la pole o se encuentra en solitario sobre la pista, piensa en su idioma materno. El periodista quiere confirmar que el cambio de chip sucede realmente, y Ayrton lo corrobora.
Es curioso. Dentro de unos años, cuando leamos sobre lo que sucede en la actualidad, la Fórmula 1 ya no albergará héroes, sino tipos blanditos y sensibles que como en el caso del hijo de Keke, precisan de que Niki les recuerde que son delicadas armas de combate que luchan por su supervivencia en el interior de la Cúpula del Trueno, sin que sepamos jamás cuándo dejan de pensar en inglés para comenzar a hacerlo en el idioma de los guerreros.
Os leo.
Aprovechando el tema,hace poco dijo Flavio que la F1 de ahora se resume facil y que si todos tuvieran el Mercedes,el coche mas perfecto y superior de los ultimos 20 años,las poles se las repartirian entre Hamilton y Vettel y el campeonato lo ganaria Alonso con Kimi no muy lejos. Personalmente creo que es injusto con Ricciardo o Nico,y nunca he sido partidario de generalizar.Eso si,me gustaria conocer la opinion del autor del blog acerca de quien considera el piloto mas veloz libra por libra a una vuelta,porque yo pienso que tanto Hamilton como el aleman si que tienen esa rabia dentro cuando se trata de clasificar aunque esten lejos de aquel ayrton,tienen algo especial.Si mal no recuerdo tienen el record compartir primeras lineas en equipos diferentes.
ResponderEliminarLa grandes marcas (y las pequeñas también) en su afán de márketing y protagonismo, pretenden destacar por encima de los pilotos (simples mortales ellos), y nos saturan con rebusques y vericuetos técnicos para tratar de distraer nuestra atención. Para colmo, la FIA avala esta tendencia con reglamentos inverosímiles, y restricciones en pos de un ahorro que como collar resulta más caro que la mascota...
ResponderEliminarPilotos. Esto siempre fue de pilotos, que doman bestias mecánicas, apoyados por un equipo. Pero no quieren aceptarlo, y se van a terminar comiedo a la gallina de los huevos de oro.
O cuando ya no queden carreras en circuitos tradicionales y sean todos tilkódromos, se arme una F1 paralela y simple con todos los excluídos, casi como un "volver a las fuentes".
Y dicho sea de paso, me pregunto cómo les caerá a estos cráneos la presencia de un samurai entre tanta liviandad marketinera.
¿Será por eso que el inglés de Fernando Alonso es mejor antes de competir que justo después de acabar una carrera, que es un inglés más asturiano que nunca?
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