Sebastian tiene que estar ahora mismo a punto de mostrar la misma cara de perplejidad que enseñó cuando en Turquía 2010, intentó adelantar a Mark Webber y el australiano contestó ¡por mis huevos!
He escogido precisamente una instantánea de aquel bello momento en vez de una más actual, porque el instante goza de una épica difícilmente trasladable a otros contextos incluso similares. Vettel está anonadado por su infantil proceder y no sabe si ciscarse en todo lo que se menea o llevarse el dedo a la sien para echarle la culpa al maestro armero que da título a esta entrada...
Al final y como todos sabemos, dio el paso que lo inmortalizaría mundialmente como un tipo al que todavía le faltaban algunos hervores. Pero hoy no voy a posar mis garras sobre las tibias carnes del pasado sino más bien, quiero hacerlo sobre las turgentes apreturas de la realidad que le está tocando vivir a su nueva casa, Ferrari, como quien dice sin haber llegado a posar el pie en ella.
Maranello anda convulso, tanto que acaba de presentar un FIAT con el escudo de Baracca casi sin enterarse. El homenaje a Alfa Romeo en los pontones supone poco menos que una reivindicación de empresa cuando no, poner dos Colt 45 en las manos de San Antonio Abad o San Francisco de Asís, ambos almas que hicieron del amor a los animales una bella escenificación del que deben sentir entre sí los seres humanos.
Pero no me pierdo. Decía que la de Il Cavallino Rampante está irreconocible. Por no quedar no queda ni el Tato de aquellos que pensaron que Sebastian Vettel podía ser el reemplazo adecuado a la salida del hombre que tenía la culpa de todo, y para colmo, se dice que esa cosa que responde al nombre de SF15-T y que homenajea a Alfa Romeo en una año de confesa decadencia, ha sido elaborada por James Allison con la intención de satisfacer las necesidades de Kimi Raikkonen (sic).
Hay más, siempre lo hay, para qué vamos a negarlo, como esa necesidad ciertamente agobiante de estar recordando constantemente a Michael Schumacher, un piloto del que se desembarazó Ferrari sin que intervinieran ni el maestro armero ni el Santander, que cuando decidió volver a los circuitos, sea dicho de paso, escogió una escudería diferente a la rossa.
A pesar de lo mal que me cae el Gran Caimán, le daría lo que no tengo por concretar el cómo, el cuándo y el dónde Maranello decidió darle la patada. Estaría bien saberlo, como conocer por qué se largaron Ross Brawn y Jean Todt.
Lamentablemente sabemos perfectamente por qué se han ido Costa, Domenicali, Marmorini, Fry, Tombazis, el maestro armero, Mattiacci y el propio Luca Cordero di Montezemolo. Lo que algunos seguimos sin entender es por qué un profesional como Vettel, se ha metido en un berenjenal de tamaño calibre y sospecho que a estas horas, ni él mismo lo sabe.
Es un individuo que no ha sabido adaptarse a la nueva normativa en el que ha sido su hogar hasta hace poco y por lo que dicen los augures, se espera de él que acepte de buena gana que sobre sus espaldas recaiga la renovación de La Scudería, mientras hace que se parece de lejos al Kaiser.
Doy por seguro que vuelve a llevarse el dedo a la sien. Os leo.
Otro monstruo que se esconde en la monstruosa guarida de los monstruos.
ResponderEliminar"¡Cuántos dramas de familia, cuántas tragedias sangrientas había producido aquel monstruo con sus trampas! Tenía invenciones sorprendentes. Y, sin duda, que la más curiosa, la más horrible, y la más peligrosa de todas, era la cámara de los suplicios."
Gastón Leroux
Tiene que haber sido muy duro para él perder la silla dorada en su equipo. Filosofía RedBull. Ni viejos, ni gordos, ni perdedores. Pidió cuántas reformas a su chasis? Se los suministraron. Al final, toda fortuna mal administrada, acaba por esfumarse. Adivinó el final del trato preferencial hacia él, y el surgimiento de un joven talento que llegó para quedarse. Sería posible que RB lo apañase como la Rossa al brasileño, durante años? Yo no lo creo. Y un verdadero campeón tampoco lo soportaría.
ResponderEliminarVio la puerta abierta en Ferrari, y no lo dudó. Y es una gran oportunidad para él. La suerte cambia, junto con los reglamentos, las carrocerías, la política... Y si en tres años le sirven un bólido con un comportamiento similar al de sus añorados RBX y vuelve a sonar la flauta? Callaría a todos los que afirmamos que era el coche, y no sus manos. Sólo uno más, y ya se retira envuelto en gloria. Que rescató a la roja. Y quién se lo va a negar?
El no, ya lo tiene. El sabía muy bien lo que había.
Hay que ver si dejan a Kimi defender su pieza negra, esa que señala al primer piloto. Me da que... Que no.