El otro día, alguien robó en Milton Keynes. La cosa resultó chusca de narices porque el delito se ejecutó por vulgar alunizaje cuando uno imaginaba no sé, que en la sede de la mejor escudería de los últimos tiempos, en la cueva de Adrian y el hábitat de Sebastian hasta hace nada, por circunscribir la cosa, cuando uno o dos vehículos superasen sin permiso el previsible cinturón de seguridad, saldrían de detrás de los arbustos cinco o seis pelotones de hombres armados hasta los dientes con sus subfusiles en modo tiro automático, mientras en la azotea, asomarían al menos tres Barret M82 manejados por tipos dispuestos a todo...
El cine ha hecho mucho daño, sobre todo a mi generación. Ya digo que imaginaba que por delante de las mamparas de cristal de la sede de Red Bull al menos se deslizarían sendas cortinas de acero de vanadio ante un ataque tan poco elaborado, pero está visto que la realidad siempre supera a la ficción: Milton Keynes ha caído, pero no como una fortaleza inexpugnable sino como una vulgar farmacia o joyería, ¡manda huevos!
El cine ha hecho mucho daño, sobre todo a mi generación. Ya digo que imaginaba que por delante de las mamparas de cristal de la sede de Red Bull al menos se deslizarían sendas cortinas de acero de vanadio ante un ataque tan poco elaborado, pero está visto que la realidad siempre supera a la ficción: Milton Keynes ha caído, pero no como una fortaleza inexpugnable sino como una vulgar farmacia o joyería, ¡manda huevos!
Por fortuna, Vettel ya se había llevado bajo el brazo el toro de tonelada y media que le regalaron en su despedida que si no, seguro que alguien habría insinuado que el robo lo había perpetrado algún agente afín a Maranello, tal vez el mismo dependiente de la copistería donde se fraguó el asunto Coughlan vs. Stepney o quizás mismo, el aficionado que se llevó de recuerdo el alerón que perdió Mark Webber en Monza durante la celebración del Gran Premio de Italia 2011.
Sea como fuere, con estos asuntos hay que andar muy fino. Una cosa es que el atraco no sea ni peliculero ni de los de andar fardando por ahí y otra bien distinta, que los ladrones solo se llevaran unos trofeos de pega que según algunas fuentes, son puritita morralla porque los originales están bien custodiados en la sede de la multinacional en Austria.
Paso porque los participantes no se apropiaran de los planos del RB11 ya que visto lo ocurrido con el RB10, total, pa'qué. Paso también porque no existiese intención de secuestrar un vehículo de este año ya que total, ha salido una mierda salvo que fuese conducida por Daniel Ricciardo. Paso, of course!, de que ningún ladrón intentara hacerse con la agenda de Helmut Marko, porque ya se sabe que él no es hombre de apuntes sino de voluptuosidades y arranques de furia y testosterona... Pero por Dios, por lo que no paso es porque nadie pensase en llevarse del despacho de Horner una foto picantona del jefe de la escudería con su futura esposa, la ex Spice Girls Geri Halliwell o indagase siquiera, en el ordenador personal de Christian buscando material sensible...
Huele mal de narices, no me digáis que no. Un alunizaje para llevarse cuatro chorradas con gran aparatosidad suena a operación de falsa bandera, a pantalla de humo para ocultar que Ethan Hunt se introducía a la misma hora del mismo día en la sede de la FIA en la Place de La Concorde en París, para manipular el reglamento vigente y lograr así tiempo para que Renault recupere si no el semblante, al menos algo del pulso que la hizo ser envidiada como la mejor fabricante de motores turbo en etapas pretéritas y por supuesto, para propiciar que esta misma semana sin ir más lejos, se hable ya del aumento del peso mínimo que reclamaba Newey hace ahora exactamente 12 meses.
Os leo.
Jajajaja, me parto... el menda lerenda pensaba que habían sido sicarios pagados por Vettel para "recuperar" esos "merecidos" trofeos logrados única y exclusivamente con su "destreza" al volante "claramente por encima" de la máquina que "tuvo en suerte" pilotar en aquellos años.
ResponderEliminarSe agradecen estas entradas jajjaajaajajja
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