6 o 7 cuentos de Navidad #03

Música vieja, tal vez Billie Holiday. Quizás I'm gonna lock my heart y esa sensación que produce saber que las cosas cambian tan rápido, que no se las reconoce por mucho que uno se empeñe en verlas como fueron, mezcladas sobre la mesa, eso sí, con la cajetilla de tabaco, el cenicero, las botellas de soda, bourbon, whisky o ginebra, y la inexcusable mecanográfica.

El mundo del periodismo deportivo ha cambiado tanto, que incluso yo podría decir que ejercí de periodista en mi etapa en Diariomotor, cuando poco después de haber empezado a compartir entradas de Nürburgring, comencé a cubrir a Fran López en la sección de Fórmula 1 para hacerme cargo de ella practicamente en solitario, desde finales de 2012 hasta finales de julio de este mismo año.

La de Diariomotor ha sido una de las etapas más apasionantes de mi vida en internet, por la incuestionable calidad de la gente que me acompañó en la aventura: David Villarreal, Mario, Luis, Clabvero, el propio Fran y Pepe, mi buen Pepe; por la infinita paciencia y comprensión de Daniel y Óscar y por supuesto, por las exigencias del guión, algo a lo que confieso, no estaba acostumbrado.

Durante algo más de dos años he podido vivir en propias carnes la presión de una afición que necesita titulares y la necesidad de dar lo mejor de mí mismo sin caer en demasiadas trampas, no tanto como sucede aquí, donde al fin y al cabo hago de mi capa un sayo, sino intentando servir a un información que entendíamos todos que tenía que ser lo más veraz y pulcra posible. 

Aquello supuso un ejercicio tremendamente estimulante, pero hoy es el día en que puedo confesar quizás con más razón que antes, por lo de la experiencia acumulada, que jamás me he sentido otra cosa que un simple redactor de contenidos y que por tanto entiendo, podríamos decir incluso que en primera persona, el sustrato que alimenta en estos momentos el agrio debate que existe entre periodismo convencional y periodismo alternativo. Más si cabe, después de haberme postulado desde hace tiempo en este mismo blog, como azote de ese servilismo que desde nuestros diarios impresos y portales en la red de redes, da eco a cualquier parida surgida allende el Canal de la Mancha, con tal de que esté firmada en british.

Al final, la crisis económica y por qué no decirlo, la porquería de Fórmula 1 que nos ha tocado vivir de un tiempo a esta parte, dieron al traste con mi aventura como émulo de periodista.

Mantener la sección tal cual estaba dibujada no resultaba rentable y de mutuo acuerdo, por no prostituirnos, vaya, Daniel y yo aparcábamos la idea de continuar juntos. La Fórmula 1 necesita titulares y la afición los reclama aunque posteriormente reniegue de sus artimañas de niño consentido, como decía más arriba, y lamentablemente hay etapas en las que nuestro deporte solo sirve carnaza, con lo cual, solo quedan sobre la mesa Billie Holiday, algunas colillas y un par de dedos de alcohol en las botellas. Y la máquina de escribir. Y ese tipo que de manera amateur o profesional, la coge cada tarde o cada mediodía con voluntad periodística de acercar al público una parte de la realidad tal y como él la comprende, pero tratando siempre de ser sincero y sobre todo, profundamente honesto consigo mismo y con todos aquellos que leen sus líneas.

Os leo.